Ok, es cierto que ese cuento de “el amor de mi vida” y eso de “para siempre juntos” son dulcerías que aprendimos de Disney, de nuestros padres y abuelos. Nuestra generación –y la que sigue- han sido los conejillos de indias en cuanto a romper tradiciones, mitos; y todo lo que gira en torno al “amor” no es la excepción.
Crecimos viendo a nuestros padres en relaciones formales, serias, con historias de que se conocieron a los quince y aún hoy día siguen juntos. Que treinta o cuarenta años no les bastan para todo el amor que tienen para darse y que nuestros abuelos –como no tenían celulares- se esperaban en las estaciones del tren, de buses y confiaban el uno al otro en que ambos llegarían. Así fueron sus historias de amor, ¿cómo son las nuestras?
Bueno, primero que nada: todos queremos hacernos “los duros”. Las mujeres nos quieren engañar con que no les importamos como “creemos” y nosotros queremos hacerles creer que “no nos enamoramos”. Y si bien esta generación –y otra vez la que sigue- están abrumadas de desnalgue, cerveza y sexo, a más de uno le tocan el corazoncito. Porque difícilmente nos podemos escapar del amor, porque siempre va a llegar esa personas que nos da justo donde tenía que dar; esa mujer que sí supo cómo tratarte, qué darte y qué no o el “idiota ese” que tiene ese “no sé qué”.
Porque si bien somos una generación de cambio, también queremos vivir y sentir lo bueno y el amor es más que bueno. ¿Qué no vamos a esperar por nadie? Eso quisiéramos, pero cuando llega la persona ideal, esa que no te cansas de pensar, a la que quieres ver todos los días aunque te digas “ya basta”, a la que te saca de orden las pulsaciones y te pone el mundo de cabeza, a esa la esperamos porque la queremos.
Porque aunque hayamos aprendido a “no creer en el amor a primera vista”, nos pasa. La vimos, nos conocimos y todo fluyó diferente a lo que veníamos conociendo, y hay que ser realmente bobos para dejar pasar estas verdades subjetivas que nos recuerdan que el amor es bueno. ¿Aprendimos que no existe el amor eterno? Pero una vez que nos enamoramos no hay nada más que hacer, lo estamos, nos “jodimos” con alguien que tiene todo lo que hemos estado buscando. La vida nos cambió para bien aunque a veces no queramos reconocerlo, y si nos toca separarnos para seguir escribiendo nuestro destino no importa, nos seguiremos pensando y sintiendo que volveremos.
Porque una vez llega esa persona, se crea un lazo que no puede romper la distancia ni el tiempo. Cada vez que la veas será como siempre, fluido, normal, de mutuo entendimiento. Cada vez que se hablen se contarán las historias de lo que han hecho, como si ambos hubiesen estado juntos.
Y conocer a alguien nuevo –por muy divertido que sea- lo haremos para variar, pero tendremos claro a quién en realidad queremos, y es que hay amores que siempre permanecen, aunque nos despidamos. Lo bueno es que son eso, amores, en plural...porque eso de que como el primer amor ninguno...pura patraña.
Crédito de la música: Dantz Music Studio Locución: Dantz Music Studio y Dantz Music Studio
Incluye cortes de 'Casablanca'
