El amor son pequeños gestos, instantes únicos. Es un abrazo inesperado por detrás mientras lees, una manta cuando te quedas dormido en el sofá, un regalo cuando no cumples años, una llamada solo para saludar, cocinar ese plato que tanto le gusta... De esas pequeñas escenas cotidianas se nutre un amor grande.
El amor es como una planta que necesita ser regada. No basta con la pasión del principio, porque hasta las mejores historias de amor se pueden echar a perder por descuido. Convivir no es fácil y el día a día tiene sus propias dificultades, así que eso hace aún más importante cuidar los gestos.
"La vida está hecha de pequeñas cosas. La verdadera grandeza consiste en ser grandioso en las pequeñas cosas", Samuel Johnson
Muchas veces no hacen falta grandes viajes, ni regalos, ni hazañas de héroes como en las antiguas historias de romances. Hace falta estar ahí para escuchar al otro, preocuparse por sorprenderle con lo que le hace ilusión, y por apoyarle cuando simplemente necesite hablar y que le escuchen.
Otra forma de regar el amor es mantener siempre ese tono de respeto y cariño por el otro y no dejar que, como dicen algunos, la confianza pase a dar demasiado asco. Esa actitud es la que diferencia a las parejas que se quieren de las que además quieren quererse, que apuestan por la relación y se ocupan de verdad por cuidar lo que han construido. Intentan llegar a acuerdos, comprenden el punto de vista del otro y además se preocupan por cuidar su autoestima y también por ser generosos, una combinación que no siempre es fácil.
Tal vez la felicidad no esté en tener un amor extraordinario, intenso y de película. Tal vez la felicidad en el amor se parezca más a una escena cotidiana, normal y sencilla, condimentada con pequeños instantes extraordinarios. El verdadero regalo es tener al lado a una persona que sepa apreciar esos gestos y los agradezca, y que no pierda la ilusión por seguir encontrando esa complicidad.
Seamos agradecidos y disfrutemos todo lo que tiene de bonito la normalidad, y aprendamos a mirarla cada día con ojos nuevos.