Qué Hacer Cuando Se Acaba La Magia

La magia no lo es todo en una relación, pero es un aspecto importante que merece la pena cuidar

Los primeros besos, las miradas cruzadas, el corazón a punto de estallar a cada instante... Todo era magia al principio. Cada día había sorpresas, momentos de complicidad y sensaciones nuevas. ¿A dónde se fue todo aquello? ¿Cómo es que ahora no sabes de qué hablar con él ni te sorprende jamás con un detalle? A veces las relaciones se parecen a un triste buzón de correos: antes llegaban cartas escritas a puño y letra de nuestro mejor amigo de la infancia, y ahora solo llegan extractos bancarios y algún folleto molesto de publicidad.

Hay varias preguntas que podemos hacernos en una situación así, cuando la magia se ha cambiado por discusiones, rutina, aburrimiento o estrés.

1. ¿Hay amor todavía?

Puede que la magia haya desaparecido, pero el amor siga siendo fuerte: hay comprensión, preocupación por el otro, ganas de seguir juntos y respeto. Este punto es importante, porque la falta de magia no siempre es sinónimo de ruptura ni síntoma de que ya no nos queremos, sino que a veces ocurre en las mejores parejas, por un momento difícil o algunos hábitos negativos que tenemos.


2. ¿Cómo lo ve nuestra pareja?

Si uno siente que se ha entrado en la rutina y el otro no, puede que no haya cambiado nada, sino solo uno mismo. La forma en que miramos la realidad influye en lo que nos encontramos: si miramos con ilusión a una persona, es más fácil que se entusiasme con nosotros y saque lo mejor de sí. Cuando recibimos una palabra bonita, un beso o un WhatsApp, podemos valorarlo, disfrutarlo y agradecerlo, o centrarnos en todo lo que la otra persona no hace ni dice. Si nos quejamos y apreciamos menos lo que el otro hace, es menos probable que tenga ganas de volver a repetirlo, y ahí empieza el círculo vicioso, que se rompe cambiando la actitud en nuestra forma de dar, y también de recibir. En este vídeo se ve un ejemplo de ese cambio de actitud, y cómo genera tantas cosas positivas alrededor.


3. Qué podemos hacer diferente?

Solemos pensar que la magia tiene vida propia, como un ser sobrenatural que entra y sale, viene y va. ¿Realmente no depende de nosotros? Si creemos que es algo que no podemos controlar, entonces estamos condenados a esperar siempre a que llegue, y resignarnos cuando se marcha, hasta volver a enamorarnos de una nueva persona, y así sucesivamente. En cambio, si pensamos que la magia en realidad la creamos y la nutrimos nosotros, entonces podremos recuperarla en la relación. Necesitaremos voluntad de las dos partes y mucha complicidad: ser más detallistas con el otro, ser más creativos y sobre todo ver el lado positivo de las cosas. Puede que un regalo, una cena romántica o una escapada de fin de semana nos ayuden a recuperarla, pero lo que más hará que vuelva la magia es la actitud positiva, las ganas de sentir cada instante y disfrutar cada detalle juntos.