Has rechazado ‘ir de cerves’ con tus colegas y un conciertazo que te hacía mucha ilusión porque llevas toda la tarde en tu casa mirando el móvil. Se suponía que te iba a llamar hoy para quedar pero el teléfono no suena. Después de comprobar desde el fijo cada cinco minutos que tu línea va bien decides que ha debido de pasarle algo. No sé, a lo mejor diez francotiradores tenían vigilada su empresa mientras el resto del pelotón se hacía con el edificio y el pobre ha tenido que liderar el comando de evacuación cavando un hoyo de 50 metros de profundidad con las manos. Y, claro, si todos sabemos que en el metro a veces no hay cobertura, pues imagínate a 50 metros bajo tierra, chica.
El caso es que, lo asumas o no, no te va a llamar. Es algo tan simple como que eres su segundo plato. Sí, puede que le gustes pero no lo suficiente. Y lo realmente difícil cuando estamos metidos en una historia de este tipo es darnos cuenta de estas señales divinas que nos mandan porque nuestra ilusión las difumina. Así que hemos elaborado una lista de signos para que, tomando perspectiva, puedas darte cuenta de lo que realmente está pasando.
Tiene la agenda de un ministro
Y su diplomacia, también. Porque nunca puede quedar pero jamás te dice qué va a hacer. Y claro, como os estáis conociendo tú no preguntas, ¡no vayas a agobiarlo/a! El caso es que quien marca las pautas para quedar no eres tú, que estás siempre disponible… Porque, ¿cuántas veces te ha dicho que no podía quedar y a última hora te ha propuesto una caña? Claro, su primera opción ha fallado y ahí estás tú, que para ganar tiempo puedes pintarte a pistola y usar a alguna amiga de peluquera improvisada.Además, todos los planes son de noche y en su casa o prácticamente en el portal. Vale, quizá llega a un perímetro de 5 metros de distancia pero, ¿esto no huele a solo sexo y que no me vean contigo? Si también has vivido eso de ‘ay, cuánto lo siento, me ha surgido un lío en el curro y no voy a poder quedar…’, que podría ser, a todos nos ha pasado… Pero no avisando 15 minutos antes de la noche de un sábado. En algún momento desde las 4 de la tarde lo ha podido prever, ¿no?
Estrategia para el gol
Quiere meterlo pero no ‘ganarte’. Lo tiene todo estudiado: el teléfono en ‘modo avión’ cuando está contigo para que no salten notificaciones incómodas; nada de fotos juntos en redes sociales; ni tampoco ninguna interacción con las tuyas que le pueda delatar o se pueda interpretar como ‘tonteo’ y mucho menos una muestra pública de afecto, pasión o derivados. Pero es que, encima, te cuenta varias veces la misma anécdota siempre. Joder, ¡que al menos se apunte a qué amante le ha dicho qué!
En línea opuesta a ti
Porque ‘en línea’ sí que está. Todo el rato y a deshoras, pero a quien habla no es a ti. Es a la otra persona. Y si no te ha quedado claro, piensa en cuando quedáis: ¿sabe algo de ti? Porque tú sí le preguntas para conocerle pero, ¿y al revés? Pobre, que es tímido/a y le da apuro. Claro, en la primera cita se pasa mal, pero después de seis meses algo de impulso debería haber pillado, ¿no? ¡Que a este paso tú estás pensando en boda y no tiene claro ni tu nombre!
Siempre a escondidas
Solos tú y yo. Que dado que no sois Bisbal y Chenoa encima de un escenario, que no quiera presentarte a sus amigos lo único que significa es que no existes. Lo mismo que el hecho de que no quiera conocer a los tuyos: demasiada implicación y esfuerzo para esta falta de interés. Por eso no hace planes contigo de un plazo mayor a esta noche: ni vacaciones, ni una escapada a una piscina natural en Toledo, ni vemos juntos esta peli cuando se estrene. Si el plan más a futuro es cambiar de postura en la cama, quizá deberías cambiar de postura tú fuera de ella…
Si crees que cumple estos patrones seguramente seas su segundo plato. Así que, hazte valer y deja de ser una opción porque el que quiere siempre encuentra cuándo y cómo para estar con quien desea.