Ni Tú Estás Para Tanto Ni Yo Para Tan Poco

No me di cuenta durante mucho tiempo, es verdad. Pero hubo una época en la que me bebí todos los vientos por ti, un tiempo en el que me atraganté con ellos; en el que bajé la luna y te la quise regalar, aunque nunca pude porque nunca estabas para rec

No me di cuenta durante mucho tiempo, es verdad. Pero hubo una época en la que me bebí todos los vientos por ti, un tiempo en el que me atraganté con ellos; en el que bajé la luna y te la quise regalar, aunque nunca pude porque nunca estabas para recibirla. Aceptaba tus excusas, me las creía y me emborrachaba con tus promesas.

Recuerdo aquella lejana noche en la que nos conocimos y nos besamos bajo la lluvia, antes de que te detuvieras porque tenías que mear, como el instante más romántico que vivimos. Y eso dice poco de ti.

Recuerdo también todas las veces que te busqué, que te llamé, que traté de abrirme contigo, para descubrir al otro lado un vacío inmenso. Recuerdo todas las veces que me acosté contigo cuando me llamabas a las cuatro de la mañana porque no habías ligado. Y eso dice poco de mí.

Todo eso dice poco de nosotros

Es sorprendente cómo una persona puede quedar completamente anulada por otra. Es sorprendente que tú, el hombre de los complejos y las inseguridades, hayas sido mucho más fuerte que yo, que hayas sido inmenso, un King Kong que ha subido a lo más alto de mí, arrasando con todo.

Ya no tengo 15 años para estar mirando el teléfono como una autómata y llorando en brazos de mis amigas cuando no apareces. Ya no tengo tiempo para seguir tropezando con la misma piedra. Ya no soy la persona insegura que espera que las cosas sucedan, que espera ser amada.

Ya no estoy para tan poco, ya no estoy para ti

No pasa nada. No todos estamos hechos para todos, no todos los amores llegan a puerto, ni son eternos, ni se pueden regalar el oro y el moro por más que un día se lo prometieran. Encajamos de casualidad, pero somos las piezas de dos puzzles distintos.

Yo sigo mi camino hacia la siguiente estrella, pero tú eres un Peter Pan que ha decidido quedarse en Nunca Jamás. Eras mono al principio, pero ahora te estás arrugando, y las mallas y la espada de cartón ya no te pueden quedar más raras. Aunque supongo que siempre hay un roto para un descosido, y tarde o temprano encontrarás a tu Wendy. Pero desde luego a mí no me puede ya importar menos.

P.D. ¡Me voy con el capitán Garfio!