Las hacemos de forma mecánica, diariamente, como parte de nuestra rutina. Porque somos así, porque nuestra forma de vivir condiciona nuestros movimientos y acciones. Algunos comen rápido para no perder tiempo y otros prefieren deleitarse incluso con un sándwich de máquina. Hay gente que se toca el pelo cuando está nerviosa, o que se muerde el labio inferior, o que se frota las manos para calmar la ansiedad. Pequeños tics o maneras de afrontar el día a día que dan muchas pistas de cómo somos en realidad, aunque nos esforcemos por ocultarlo.
Aquí está la recopilación definitiva para que todos podamos sabes qué dicen de nosotros mismos los gestos que hacemos habitualmente. ¡Subconsciente, ilumínanos!
Dime cómo compras…
… y te diré lo detallista que eres. Porque si te pegas las horas muertas mirando las etiquetas de todos los productos, si te preocupas hasta del último componente del champú o del lugar de procedencia de los melocotones, lo más probable es que seas una persona detallista que jamás dejará un cabo suelto en tu trabajo o en la manera de relacionarte con los demás. Pero si por el contrario coges la cesta y vas echando indiscriminadamente lo que necesitas solamente guiado por las ofertas, tal vez seas alguien a quien los detalles se la suden olímpicamente.
Dime cómo coges el papel higiénico…
… y te diré cómo de asertivo eres en tus relaciones. El estudio de la experta en relaciones Gilda Carle se basó en preguntar a 2000 personas cómo cogían el papel higiénico, enrollándolo por encima de su mano o por debajo. Además, les hizo un test para calibrar su nivel de asertividad en sus relaciones sociales, para así contrastar ambos datos. Los resultados son claros: aquellos que enrollan el papel por encima de su mano son más asertivos y claros, mientras que los que lo hacen por debajo, presentan una personalidad más sumisa. Cómo te quedas.

Dime cuál es tu tic nervioso…
… y te diré cómo de perfeccionista eres. Morderse las uñas, acariciarse un mechón del pelo, morderte los padrastros, tocarte el lóbulo de la oreja… Son muchos y, normalmente, inconscientes. Los llaman “body-focused repetitive behaviors”, algo así como “comportamientos corporales focales repetitivos” y, aunque en ocasiones pueden ser fruto del nerviosismo, como el hecho de morderse las uñas, si tú los haces únicamente cuando estás aburrido denotan que tu nivel de perfeccionismo y actividad vital es muy alto, según algunas investigaciones. Como persona productiva, no entiendes la vida sin hacer nada, inactiva, por lo que inconscientemente buscas una actividad que te mantenga ocupado para no sentirte inútil.

Dime cómo comes…
… y de diré cómo te enfrentas a la vida. ¿Prefieres dedicar tu tiempo a otras cosas y engulles como una oca? La experiencia dice de ti que eres una persona ambiciosa, que funciona por objetivos y muy impaciente. ¿Eres de los que dedican el tiempo que sea necesario a disfrutar, incluso, de una asquerosa ensalada industrial en un tupper de plástico? Entonces puedes definirte como una persona que sabe apreciar los buenos momentos de la vida. Pero si eres de los que no tienen problemas en pedir la hoja de reclamaciones si te han traído la carne demasiado hecha cuando la has pedido al punto, tal vez tengas un punto más importante de neurótico de lo que pensabas. Relax.
Dime cómo de adicto eres al móvil…
… y te diré cuál es tu grado de estabilidad emocional. Porque si eres de los que te inquietas cuando no estás al lado del teléfono, si eres de los que lo miran una media de 500 veces por minuto, si estás más pendiente del whatsapp que de lo que te está contando tu colega cuando estáis tomando una caña, MALO. Todo esto denota que necesitas estar permanentemente conectado para sentirte protegido, que te horroriza estar solo y que prefieres las relaciones que no son cara a cara que las que te obligan a compartir espacio con los demás.
Dime cómo de puntual eres…
… y te diré cuál es tu papel en la sociedad. Porque ser impuntual no siempre supone que seas un desconsiderado. Algunos estudios apuntan a distintos perfiles de personas en función de su relación con el reloj. Puede que seas demasiado perfeccionista y no puedas salir de casa hasta no dejar todo el orden, aunque eso suponga llegar tarde. Puede que seas demasiado optimista y en tu cabeza, por encima de todo, esté la frase de “buah, llego de sobra”. O puede que simplemente seas un rebelde que no se deje dominar por las normas sociales en ningún aspecto de su vida.
Ahora toca lo que toca, a psicoanalizarse todo el mundo. Y tenemos trabajo, porque estamos hechos de pequeñas rutinas, gestos y manías involuntarias que, al parecer, nos definen delante del resto. Hay que joderse con la neurociencia, nos tiene fichados pero bien…