Durante la adolescencia siempre me liaba con tíos más mayores porque los de mi edad, salvo excepciones, no me atraían. Recuerdo ver a los de mi clase como un gif a medio descargar, como un borrador entre la infancia y la edad adulta, les faltaba un veranito y medio. Pero, a medida que avanzo con más o menos tropiezos por el eje temporal de mi historial sexual, en el ecuador de la vientena he tropezado con un punto de inflexión interesante: es la primera vez que tíos que me parecen atractivos e interesantes pueden tener, tranquilamente, cuatro o cinco años menos que yo. Y, además de darme cuenta de que el tiempo vuela, se abren nuevos horizontes que, a veces, pueden revelar complejos.
El ‘qué dirán’ y los prejuicios
"Es muy mono pero es que es un niño, cómo me voy a liar con él", he oído decir este verano a chicas de 25 sobre chicos de 21 o 22. Incluso en un entorno 'progre' y sin pretender juzgar a las demás, he visto varias veces chicas de mi alrededor bromeando sobre sí mismas, llamándose 'asaltacunas' si alguna vez se enrollan con un chico unos años más joven. Quizás es porque es un fenómeno "nuevo", quizás es un caso más del "qué dirán" tan habitual como inútil. Quizás con la edad ganaremos perspectiva y nos deja de importar, pero el caso es que me hizo plantearme por qué nos avergüenza, aunque sea de manera superficial. El deseo está ahí, pero nos lo pensamos diez veces y a veces incluso no actuamos.
Carolina tiene 32 años, y cuenta que siempre sale el tema del 'yogurín' cuando dice que se ha liado con alguien más joven. "Tengo amigas que me decían 'yo jamás podría hacer eso' y son las que precisamente han acabado con tíos más jóvenes", dice. Tenemos la concepción de que los hombres maduran más tarde, que evidentemente no siempre se cumple. Carolina cuenta que siempre ha tenido prejuicios con la edad, y que se preguntó si era ella la inmadura por estar saliendo con un chico siete años menor. "Luego te das cuenta de que cada persona es un mundo, y que la edad solo es una cifra. Se puede ser inmaduro con 40 y maduro con 20", sentencia.
Un tabú asociado al patriarcado
Otras mujeres lo ven con cero tapujos, como Paola 27 años, a quien antes la edad sí que le echaba para atrás, pero ahora le da igual. Cuenta que cuando hace un par de años se enrolló con un chico de 19 años, se sintió más bien halagada por haberle interesado. "Claro que me he ganado muchas caras de sorpresa y muchos '¿Quéeee? ¿Tan joven?!". Se explica diciendo que el chaval parecía mayor, y acto seguido reflexiona, "quizás todas tenemos algo de tabú, sino no me estaría justificando".
Con la libertad sexual de la que se supone que disponemos, ¿por qué hay todavía cierto complejo o tabú asociado a que una mujer esté con un chico más joven? El sociólogo Luis García Tojar nos recuerda que hay que tener en cuenta que tenemos una estructura mental profundamente arraigada en la cultura, y es la patriarcal. Así, esta "vergüenza" se explica en parte por los roles de género, que establecen que la “normalidad” es que el hombre sea mayor que la mujer.
Cada persona es un mundo y según el sociólogo, tu percepción de las relaciones dependerá mucho del entorno, la clase social y de dónde vengas. Pero a veces tengo la sensación de que nuestros padres eran más 'progres' que nuestra generación, porque vivieron la época hippie y tuvieron que romper muchas cadenas morales. Luis no está de acuerdo: "El cambio en la moral sexual de los españoles ha sido muy notable en unas pocas décadas, sobre todo en temas de homosexualidad". Sin embargo, reconoce que todavía queda mucho tabú por romper, porque aunque hemos ganado en igualdad, los prejuicios resisten.
La edad es un estado mental
De todas formas, Luis cree que madurar nos va dando herramientas para oponernos a lo establecido, porque la adolescencia es la época más gregaria de la vida en la que más te quieres identificar con “la normalidad” pero cuanto más nos alejamos de ella, ganamos más fortaleza y libertad. Quizás este "tabú" de la diferencia de edad no es tan distinto al lastre que seguimos arrastrando sobre la promiscuidad y los roles de género ellos 'cracks', ellas 'guarras'. La gracia, en cualquier caso, es que si quieras puedas comprobar por ti misma si algo te gusta o no, sin que se interpongan en tu camino esquemas caducados.