¿Se está sobreexplotando a las mascotas en las redes para ganar dinero?

Los perretes en redes nos dan salud mental, pero no está claro que, en algunos casos, los dueños se la den a ellos

Quien más o quien menos, todo el mundo necesita desconectar del exceso de humanidad que se respira en las redes sociales. Los cuerpazos de escándalo en playas paradisíacas, los litros de bilis vertidos en Twitter y los listillos de LinkedIn tienen un competidor a quien es imposible odiar: los perretes. Bueno, también los gatos, aunque con un humor más fino.

Como no podía ser de otra manera, un golpe de Google nos demuestra con un estudio que ver vídeos de gatitos y perretes en Youtube nos reduce la ansiedad y potencia sentimientos positivos. Se trata de un estudio hecho por la Indiana University Media School y publicado en Computers in Human Behaviour Journal.

De lo que existen menos estudios es de la ética de monetizar a los animales. Hay quien cuelga un vídeo de vez en cuando de su perro gracioso, ok. Hay vídeos sencillamente espectaculares y de lo más espontáneos, o al menos aparentemente, como aquel en que un cachorro llega muy feliz a casa trayendo de compañero a un osito o aquel otro que se mueve como si estuviera bailando un Movimiento Sexy.

Pero hay otros vídeos que, según como se miren, pueden empezar a dar pena. Hablamos de esos influencers (ojo, que ya se ha usado la palabra dogfluencer) que publican todos los días, y a todas horas, vídeos de su perro con el claro afán de hacer dinero con él. ¿Se habrán hecho con la mascota con ese objetivo? ¿Cuánto tiempo lo tendrán explotado hasta tener el vídeo perfecto? ¿Le tratarán bien fuera de cámara?

El límite entre la diversión y el estrés de las mascotas

No lo sabemos, pero hemos visto algunas situaciones que en los primeros 30 segundos de vídeo tenían gracia y a partir del segundo minuto eran penosas, exagerando los disfraces y las posturas forzadas de unos animales que no tienen ni la más remota idea de lo que está pasando. Al final, seguramente, detrás de estas actitudes exageradas existe un especismo que no es nada sano.

No estamos aquí lanzando una crítica purista de alcance masivo que critique a cualquiera por ponerle un día un gorrito gracioso a su perro o publicar cada dos días un par de fotos graciosas, que no se malinterprete. Pero estamos convencidxs de que existen algunas prácticas de sobreexplotación que deben ser bastante estresantes para las mascotas. Y es bastante sencillo ver dónde está el límite, aunque no tanto fijarlo por escrito. Pero más de un vídeo al día en situaciones no naturales, humillación excesiva del perro o un exceso de trabajo de caracterización no acaba de dar una buena imagen de los dueños de las mascotas.