Las mascotas no siempre nos hacen más felices

La culpa, la preocupación y el coste económico equilibran las bondades de tener un perro en casa

Es una idea bastante extendida: tener una mascota hace más feliz a la gente. Eleva sus niveles de bienestar. Enriquece sus vidas. Y las llena de un amor incondicional maravilloso que compensa las miserias de la existencia. ¿Pero es esto realmente así? Un equipo de investigadrxs de diferentes universidades estadounidenses realizó recientemente un estudio para descubrir precisamente esto: entrevistaron a 767 personas de Estados Unidos, España y Canadá acerca de sus mascotas y midieron sus niveles de felicidad. La conclusión, tal como espoliea el titular de este artículo, es que “tener una mascota no predecía el bienestar”. Es una movie que te han contado y te has tragado. Nada más.

Aunque en muchos casos es también un error en el análisis. Sí, algunas personas con mascota presentan una mayor satisfacción vital, pero no porque su perro provoque ese efecto, sino porque “las personas con mayor bienestar tienen más probabilidades de tener perros”, apunta la experta Karen Wu. Al parecer, la gente extrovertida suele ser más feliz y, curiosamente, son quienes tienen más interés en tener mascota. O dicho de otra manera: los dueños de mascota ya eran más felices que la media antes de adoptarla. Sí es cierto que los momentos inmediatamente posteriores a la adopción suelen traer un chute de alegría fruto de la novedad, pero es algo circunstancial y temporal.

Los resultados de esta investigación sorprenden por dos motivos. En primer lugar, que contradice una intuición que comparten muchísimas personas de este mundo. Y en segundo lugar, que tiene lugar a pesar de todos los beneficios de tener mascota que esgrimen lxs dueñxs. Más concretamente, “los participantes enfatizaron emociones positivas (33%), seguidas del compañerismo (19%), el afecto (15%), el ejercicio (13%), el entretenimiento (12%), el sentido de propósito (10%), los abrazos (10%), una distracción bienvenida (8%), alegría para los demás (7%), apoyo emocional (3%) y conexión social con otros dueños de mascotas (2%). ¿Qué hay tan malo que supere a todo esto bueno?

”Los costos mencionados con más frecuencia fueron emociones negativas como la culpa (6%), muerte/pérdida/separación (4%), interferencia con el trabajo (2%), limpieza de los desechos (2%), empeoramiento de la salud por preocupación y falta de sueño (2%) y costes financieros (1%)”, agrega la propia Wu. Además, y esto es una observación de los especialistas, no de lxs dueñxs, parece que muchas personas con mucho apego hacia sus mascotas suelen no tener relaciones sociales muy sólidas con otros humanos. Y no, tu perro, aun siendo tan bonito y bueno, no puede sustituir la profundidad de la conexión con otras personas. La familia y lxs amigxs son imprescindibles.