Las imágenes que te demostrarán que el Burning Man es un festival de otro planeta

El festival debe su nombre a la quema de una estatua de madera gigante con forma de hombre con el objetivo de homenajear a los fallecidos

En el desierto de Black Rock, Estados Unidos, una ciudad temporal, que parece sacada de algún fotograma de Mad Max Fury, brota literalmente de la nada. Sus principios vitales son tajantes e innegociables: inclusión, trueque, desmercantilización, autosuficiencia, autoexpresión, esfuerzo comunitario, responsabilidad cívica, ecologismo, participación e inmediatez. Una especie de utopía hippie donde el capitalismo, la censura o el estrés contemporáneo tienen las puertas cerradas. En Black Rock City, la ciudad erigida cada año por el famoso festival Burning Man, gobierna el arte. Pero el arte más inverosímil y libre.

No en vano, la organización del festival concede becas a cientos de artistas para que construyan sobre las áridas y abandonadas tierras del desierto piezas artísticas psicodélicas de todo tipo. El paisaje, que solo se mantiene vivo durante la semana que dura el Burning Man, resulta posapocalíptico. La experiencia es tan impactante que muchos lo consideran el mejor festival del planeta. Y la edición de 2018, que concluyó el pasado lunes 3 de septiembre, no ha decepcionado a nadie. Hubiésemos dado un brazo por estar allí. Pero tenemos que conformarnos con estas fotografías difundidas por quienes sí tuvieron esa excepcional suerte.