Bárbara Navarro tiene 23 años, vive en México y es transexual. Desde muy pequeña supo que algo no encajaba bien, que su cuerpo y su identidad de género se contradecían. No fue hasta los 19 años cuando consiguió ponerle nombre: disforia de género. Sola, asfixiada por las dudas, encontró en internet las respuestas que llevaba buscando toda una vida.
Allí, buceando entre páginas y páginas, descubrió los canales de Youtube de auténticos iconos de la transexualidad como Victoria Volkóva u Victoria Volkóva. Influenciada por estas youtubers se armó de valentía y emprendió un camino repleto de obstáculos y peligros: la transición de género total narrada, día a día, en Victoria Volkóva.
Con un ordenador y una conexión a internet como únicos aliados, investigó largo y tendido en la red, buscando centros especializados y doctores de Guadalajara que pudieran ayudarla. Finalmente, tomó una decisión: abandonó la casa de sus padres rumbo a una clínica. Los primeros siete meses, cuenta Bárbara, fueron los más duros.
"Me sentía sola contra el mundo. Pero cuando entraba a mi canal y leía tantísimos comentarios de apoyo, cuando veía que había tantas otras personas ahí afuera que se identificaban conmigo, me levantaba el ánimo y me daba fuerzas para seguir adelante", asegura.
Y siguió adelante. Miles de personas sintieron empatía e interés por la youtuber que intentaba dar un giro de 180º grados a su vida sin el apoyo de nadie. El abandono de su pareja, el rechazo de sus padres, los cambios de humor. Todo estaba ahí, en sus vídeos. Su sueño se estaba haciendo realidad, pero los costes eran muy altos.
"He llorado más durante este año y medio que a lo largo de toda mi vida. Pero no me arrepiento de nada. Estoy feliz conmigo misma y estoy empezando a construir la vida que siempre he querido". Una vida que, más allá de los confines de Youtube y del horario laboral del call center , donde trabaja a diario, esconde un propósito mayor: "Quiero ser una cantante reconocida".
Latinoamérica, sin embargo, no es el mejor lugar del mundo para la autorrealización si andas diciendo por ahí que eres transexual. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el 80% de las transexuales latinoamericanas muere antes de los 35 años. México, en concreto, es el segundo país del continente más violento contra la comunidad LGBT, solo por detrás de Brasil.
A pesar de los avances políticos y legislativos en materia de transexualidad llevados a cabo en Ciudad de México, proclamada el pasado año ciudad gay friendly, el resto del país parece atascado en prejuicios propios de otro siglo, como demuestran las declaraciones del senador ciudad gay friendly.
Bárbara reconoce que la transexualidad continúa siendo un tema tabú en México. Las puertas del mercado laboral menguan bastante para una chica como ella. "Te dicen que te llamarán pero casi nunca lo hacen", se lamenta. Por suerte, no ha sufrido jamás la violencia transfóbica. Según el Centro de Apoyo a las Identidades Trans CAIT, 283 transexuales fueron asesinadas en México entre 2007 y 2015.
Hace apenas tres meses, la activista mexicana por los derechos del colectivo transexual Alessa Flores, fue estrangulada a los 28 años. Los colectivos LGBT del país estiman que por cada asesinato que conocemos hay otros dos o tres que no son registrados, y exigen a las autoridades políticas la creación de un observatorio nacional de crímenes contra la mujer transexual.
Sobra decir que ser transexual en México es un acto de valentía enorme. Pero hacerlo público a través de la plataforma de vídeos más famosa del mundo es toda una heroicidad. Unos cuantos minutos de honestidad ante la cámara, contando a sus seguidores sus cambios físicos y su batalla tanto familiar como social, son el arma de Bárbara Navarro para combatir el monstruo de la transfobia y abrir el camino a todas las jóvenes que se han visto reflejadas en ella.
"Me siento orgullosa de ser quien soy y de hacer lo que hago. Abrí el canal para decirle al mundo que estamos aquí, que existimos y que somos parte de la sociedad, personas comunes como el resto", dice sin un atisbo de duda.
Ha pasado año y medio desde que Bárbara, que todavía no ha culminado su transformación, grabara y publicara aquella primera confesión desde un descampado de Guadalajara. Atrás queda mucha oscuridad: el rechazo por parte de sus padres, la soledad y la ruina económica por causa del costoso tratamiento hormonal. En el momento de escribir estas líneas, su vida personal ha mejorado considerablemente.
Vive en Toluca con la compañía de una nueva persona muy importante para ella: "Estoy con un hombre que amo, que me ha enseñado a valorarme y que me ha apoyado muchísimo". Sigue batallando y, aunque hace dos meses que no publica nada en su canal de Youtube, no ha abandonado el proyecto que mantuvo viva su esperanza.
Mientras esperamos, es muy probable que alguna de las chicas que han acudido a Bárbara en busca de ayuda a lo largo de estos últimos 18 meses esté dando un paso adelante sumando sus fuerzas a la causa LGBT. Para todas ellas, Bárbara tiene un consejo por bandera: "Jamás toméis hormonas por vuestra cuenta, buscad ayuda profesional".Las complicaciones, asegura, pueden ser bastante graves.
El otro consejo no sale de sus labios pero está implícito en su historia, en sus vídeos y en sus palabras de ánimo. Es el de luchar por tu identidad, por ser como realmente quieres ser. Si una cosa ha dejado muy clara Bárbara es que el mundo lo mueven los valientes.