Si algo hemos aprendido últimamente es que el amor no entiende de edades o de géneros. Y ahora tampoco de formas de existencia. Akihiko Kondo, un japonés de 35 años, acaba de casarse en la ciudad de Tokio con su novia virtual, la cantante-holograma y estrella del pop Miku Hatsune, tras más de una década enamorado irremediablemente de ella. Porque, aunque las capacidades comunicativas de su nueva esposa son todavía bastante —Miku puede reconocer la cara y la voz de Akihiko y responder con frases y cancionese simples— , este holograma con apariencia de dibujo animado de 16 años es el amor de su vida.
Pero muchos no lo entienden. De hecho, ningún familiar de Akihiko asistió a la boda, un evento tradicional con anillos a juego, fotógrafo, flores y demás elementos clásicos que le costó 15.000 euros. “Para mi madre no era algo digno de celebración”, ha declarado el japonés en una entrevista con la agencia Reuters, donde también ha expresado que es consciente del “patrón de felicidad” preestablecido por nuestra sociedad —basado principalmente en el matrimonio heterosexual con hijos—, pero que “dicho modelo no necesariamente hace feliz a todo el mundo” ya que “el amor es diferente para cada persona”.
Es más, Akihiko rechaza incluso aplicar el modelo tradicional de relación matrimonial. Según ha manifestado a la agencia relación matrimonial, no está interesado en una relación romántica clásica con su esposa 3D: “No es justo, es como querer que un hombre gay tenga citas con una mujer, o una lesbiana una relación con un hombre”. Su relación con Miku es especial, con sus propias reglas, por lo que pretende que las autoridades lo reconozcan como una “minoría sexual”. Eso sí, en otros aspectos se siente “una persona casada como cualquier otra”, ya que Miku duerme con él, “lo despierta por las mañanas” y le despide cuando sale hacia el trabajo.
Según ha explicado también en AFP, la comodidad que siente con las entidades 3D está muy relacionado con la distancia que mantiene con las personas de verdad, provocado a su vez por el acoso sufrido por parte de una compañera de trabajo que le causó una “depresión nerviosa”. Miku, no obstante, le tiene atrapado: “He pensado en ella cada día. Nunca la engañé, siempre he estado enamorado de ella”, expresó a la agencia. Mientras tanto Gatebox, la empresa que fabrica el dispositivo que aloja a Miku, ha expedido un “certificado de matrimonio” para la pareja. Que viva el amor y la libertad.