Así es la generación knowmad: nómadas laborales sin ataduras

La generación Knowmad es una generación dispuesta a explorar nuevos territorios, a permitirse ser flexibles y creativos en la búsqueda de respuestas para poder trabajar en cualquier momento y desde cualquier lugar.

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Las cosas han cambiado mucho. Muchísimo. El mundo laboral que vivieron nuestros padres, abuelos y bisabuelos era tremendamente sólido. Las moléculas que lo conformaban estaban tan juntitas entre sí que una persona aspiraba a permanecer en el mismo trabajo, yendo cada día a la misma oficina, sentándose en la misma silla y rodeándose de los mismos compañeros hasta el día en que muriera. Era el gran sueño laboral de la llamada Sociedad Industrial. El sedentarismo celebrado. El 'aquí estoy bien y aquí quiero pasar los próximos 45 años'.

Para bien o para mal, aquella visión del trabajo -y de la vida, claro- resulta hoy utópica. No solo porque las generaciones jóvenes atravesamos hoy muchas más dificultades que aquellas pretéritas para encontrar trabajo estable, sino porque nosotros mismos hemos abrazado con entusiasmo y vocación generacional ese reto que este nuevo mundo que habitamos, llamado Sociedad de la Información y el Conocimiento, ha puesto frente a nosotros. Un contexto laboral líquido, casi gaseoso, que nos obliga a fluir de aquí para allá para mantenernos en la ola.

Somos la generación knowmad

Todo esto, parte del ADN de todo milenial, ha llevado a los sociólogos a englobarnos dentro de una etiqueta conocida como generación knowmad, un término que combina los conceptos de conocimiento knowledge y nomadismo nomad. Porque es lo que somos al fin y al cabo: nómadas laborales que hemos cogido la incertidumbre del mercado y la hemos transformado en nuestro motor de aprendizaje. Moviéndonos. Explorando nuevos territorios. Cagándola. Agarrando todo el caos entre las manos y moldeandolo para sacar adelante proyectos y movidas.

Y sí, la inseguridad nos da miedo. Al menos durante un tiempo. Hasta que probamos la vida laboral sin ataduras que nuestros padres no quisieron tener y nos enganchamos a ella. A tal punto que Raquel Roca, autora del libro Knowmads, los trabajadores del futuro, cree que los knowmads supondrán el 45% de la fuerza laboral en 2020. Un modus trabajando que va mucho más allá de no tener un lugar fijo donde trabajar: se trata, por encima de todo, de desterrar la idea de trabajar para vivir y concentrarse intensamente en acabar viendo de lo que te guste de verdad. 

Según palabras de la autora y periodista en declaraciones para la CNN, "los nómadas digitales son personas flexibles que valoran su libertad en cuanto a la gestión de su tiempo y trabajo, son creativos y están en constante búsqueda de medios para compartir su conocimiento y sumar aliados, y apuestan por el 'do it yourself' sin temor a aprender haciendo". La libertad por bandera. El reducir a su mínima expresión la sensación de estar trabajando por obligación. El multiplicar la independencia y el poder de decisión personal en tu día a día laboral.

Pero esto no quiere decir que los knowmads sean una generación solitaria e individualista. Todo lo contrario: quienes la estudian coinciden en reconocer que los knowmads acostumbran a crear poderosas y saludables redes de contactos. Físicos y virtuales. Las redes sociales son nuestro ecosistema. Porque necesitamos a la gente. Nos gusta la gente. Nos encanta trabajar en equipo cuando la gente y el proyecto que nos une merecen la pena. Mucho mejor que verte obligado a trabajar día sí y día también con compañeros de oficina que nunca elegiste.

Tú también puedes serlo

Quizá pienses que todo esto resulta imposible para ti. Inviable. Indeseado. Que este modo de trabajar tan virtual y nómada acabaría volviéndote loco. Que no te imaginas viajando por el mundo y trabajando desde el hostal o desde la playa. Que no te ves siendo productivo teletrabajando y autoorganizando tu propio tiempo. Que no te sientes lo suficientemente habilidoso para caminar por esa cuerda que exige tanto funambulismo. Pero por mucho que tengas dormido ese gen, lo tienes dentro de ti. Y es cuestión de lanzarse para que se active.