Huesos marcados, extremidades esqueléticas, delgadez extrema. La industria de la moda ha sido criticada en infinidad de ocasiones por promocionar tallas irreales. La última polémica es de hace tan solo un mes: la modelo danesa Ulrikke Hoyer denunciaba públicamente que los responsables de Louis Vuitton le impidieron desfilar por estar 'demasiado gorda', a pesar de tener una figura innegablemente delgada. Un error de concepto que lleva a muchas jóvenes a no sentirse a gusto con sus cuerpos, poniéndose a las puertas de problemas tan serios como la anorexia o la bulimia. Ahora, denunciaba públicamente ha constatado que las modelos de tallas grandes no solo responden a cánones más realistas sino que, además, hacen mucho por la salud mental de la sociedad.

Los investigadores contaron para sus análisis con 49 mujeres de diferentes edades. A todas ellas se les mostraron imágenes de modelos, algunas más delgadas, otras más curvilíneas y otras con un peso medio, mientras estudiaban sus respuestas psicofisiológicas. Tras el visionado, fueron preguntadas por su nivel de conformidad respecto a su peso y aspecto. Todas afirmaron sentirse más satisfechas tras haber repasado las fotografías de las modelos de talla grande, ya que no entendían presión por tener que amoldar su cuerpo a una talla más pequeña.
Todas ellas afirmaron, asimismo, haber caído en comparaciones odiosas con las figuras delgadas, desarrollando un ligero sentimiento de frustración. "Constatamos de forma abrumadora que hay una ventaja psicológica clara cuando los medios de comunicación muestran tipos de cuerpo más reales", asegura Jessica Ridgway, coordinadora del estudio.
En la misma línea, la revista PLUS model publicaba un revelador reportaje reuniendo datos y estadísticas sobre el cambio de concepto de belleza de los últimos años. Explicaban que “la mayoría de las modelos de pasarela cumplen con los criterios físicos de índices de masa corporal para la anorexia” y que es tarea de todos revertir esta tendencia: “Si seguimos ignorando y creemos que dependemos de los demás para decidir lo que queremos ver, el cambio nunca va a suceder". Por eso, animaban a ser proactivos.

Una lucha que implica a toda la sociedad y que persigue el más elevado de los objetivos: dejar de engañarnos a nosotros mismos.