Cuando tenemos que tomar una decisión, sea la que sea, escogemos ser valientes o cobardes; como decía el gran William Shakespeare: ser o no ser, esa es la cuestión. Salir o no salir hoy, tomarte la última e irte a casa o quedarte hasta el final, comprarte esos billetes aunque te quedes sin pasta o pasar el verano en el mismo lugar de siempre, atreverte y decirle que te gusta o callarte. Cada vez que tienes que escoger se abren dos puertas: una que abre lo que siempre has tenido: la estabilidad, lo cómodo, lo de siempre, y otra nueva que abre algo distinto: algo nuevo, algo emocionante. Porque si dices que no, te lo pierdes. Pero siempre hay una vocecita que te cuestiona y te susurra bajito ¿y si hoy fuera el último día de tu vida?
Arriesgar
El mayor desafío es escoger de entre todas las opciones que se te presentan, aquellas que puedan crear la mejor historia. Porque perdóname que te diga, atreverse no es de osados, es de valientes. Es la acción de poner todas tus entrañas al servicio de la aventura para dejarte llevar hacia una opción que siempre, siempre, siempre esconde un final desconocido pero demasiado tentador para dejarlo escapar. Ya sabes, como esas noches en las que no querías salir y ahora recuerdas como las más épicas. Como cuando no tenías ni idea de lo que te esperaba aquel día en el que el plan no te apetecía y te encontraste con la que fue una de las mejores de tu vida. Como cuando no supiste si decirle: eh, ¿quedamos para una copa? y yendo a ganar le preguntaste, y va y te dijo que sí. De eso se trata, de levantarte todos los días diciéndote a ti mismo que no basta con pensarlo, que hay que vivirlo.

Crear historias
Qué sería del mundo si no hubiesen personas que arriesgan, que ganen o pierdan se la juegan con el propósito de ser más conscientes de sus posibilidades. El objetivo es abrir los ojos al mundo, no tener miedo, vivir el ahora, ser capaces de crear un carpe diem único, ser capaces hacer el loco apostando por lo que tiene más sentido: la vida. Dejando a un lado los estereotipos de 'lo normal' -¿porque qué es normal y quién quiere lo normal?- para meterse de lleno en una vida diseñada a base de volantazos de adrenalina y momentos increíbles. Porque te recuerdo que no, que quedándote parado y eligiendo el camino de siempre no habrá nada emocionante que puedas contarle a tus nietos.

Coleccionar momentos
Abre un pequeño almacén de experiencias y empieza a llenarlo. Vive un hoy intenso porque no será eterno. El tiempo no vuelve, no puedes comprar más cuando se te acaba, no hay de segunda mano. Por eso mejor inviértelo en dedicárselo a tu 'yo' vividor y dale rienda suelta a tus instintos porque ellos son los que saben los secretos de una vida plena y brutal. Explorar tiene que ser tu verbo favorito y tu acción preferida.

Celebrar la vida
Vive una vida entera apostándolo todo porque nunca sabes dónde te llevará la siguiente risa. El arte consiste en trasformar lo común y corriente en algo extraordinario. Eso es vivir, dibujar un sendero de vértigos mientras los pies alzan el vuelo, más allá de cualquier expectativa. Como si estuviéramos una vida entera de fiesta, celebrándolo todo y dándonos permiso para hacer de cada día una juerga constante.
Así que moraleja: Improvisa, crea, comprende que lo que hagas hoy no existe. A lo que no te atrevas hoy se pierde. Vive ahora, haz que cualquier decisión sea la que cree la mejor historia y celébralo con Libe, la única libélula del mundo capaz de estar viviendo la vida entera… de fiesta.
Y hablando de fiesta, si también quieres vivir la vida como si fuera el último día, Ron Barceló te regala un viaje a Ibiza con ocho horas de fiestón incluido en una noche que no olvidarás nunca. ¿Quieres participar? Date el homenaje aquí.