— ¿Cómo estás?
— Gorda.
La respuesta puede sonar un poco bestia, algun@ dirá que es incluso ofensiva, pero para Arely Sandoval ‘La Gorda’ normalizar esta palabra es el primer paso hacia la verdadera aceptación de las mujeres con curvas. Esta ilustradora y diseñadora gráfica mexicana de 30 años, que se autodefine como ‘comprometida, gorda y amante de los gatos’, no quiso quedarse de brazos cruzados ante los prejuicios de una sociedad que cada día le dedicaba más de una situación desagradable tan solo por su aspecto físico.
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Quizás por ello las ilustraciones de Diálogos de una Gorda, el proyecto que ha conquistado el corazón de sus más de 135.000 seguidores Diálogos de una Gorda, sean tan jodidamente ácidas como sinceras. Reales como la vida misma. “Las historias que plasmo son básicamente las propias. Cosas por las que paso. Desde el tipo que se cree muy simpático y en la calle me grita Diálogos de una Gorda, hasta cosas chuscas que me suceden. Me gusta mucho tomarme las cosas con humor, me río mucho de mí misma”, cuenta Arely por correo electrónico desde Guadalajara, su ciudad en México.
En lugar de guardarse el mal rollo de estas situaciones, ella es capaz de analizarlas, extraer la moraleja de cada una y plasmarlas para que muchas otras personas de todo el mundo puedan pasar un buen rato riéndose de los prejuicios. “Si estoy pasando por alguna decepción amorosa, lo plasmo en alguna ilustración. Si estoy enojada, veo la forma de desahogarme con alguna viñeta. Cada dibujo que hago es una terapia de autodescubrimiento y de desahogo”, resume.
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Además de una manera de liberarse toda la mierda que le echan encima los demás, Diálogos de una Gorda es un proyecto que le ha permitido a Arely sentirse realizada en su profesión. “Tenía la necesidad de hacerme notar como ilustradora, porque mi carrera como diseñadora en ese entonces no me estaba abriendo camino para ello. Y, una vez que tomé la decisión de hacer un blog y una fanpage, lo primero que me recomendaron era explotar un tema en el que tuviera tanta experiencia que nunca se me terminara el material”, dice.
Lo que para muchos era un defecto, ella supo convertirlo en una auténtica mina de oro además de una ayuda: “Siempre se me había identificado como gorda, tuviera el peso que tuviera. Así que pensé que desde esa perspectiva podía abordar casi cualquier tema. Inmediatamente el público femenino me acogió calurosamente. Muchas mujeres compartieron conmigo sus experiencias de amor propio, de aislamiento, de gordofobia. Me decían que con las ilustraciones estaban aprendiendo a amarse a sí mismas y a reírse de situaciones. Muchas de ellas incluso encontraban el apoyo para sobrellevar una dieta”.
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Porque más allá de historietas graciosas, las ilustraciones de Arely están cargadas de ironía, mensajes empoderadores y hostias como panes para quienes todavía no ven dignidad en la palabra gorda. “No me gustaría limitarlo solamente a las mujeres, creo que hombres y mujeres padecemos de altos estándares que nos impone la moda, o de personas que se sienten con el derecho de decidir sobre tu cuerpo o de imponer su ideología de vida”, explica la ilustradora con total convicción.
Como bien dice Arely, su proyecto no solamente critica el uso de la palabra gorda como algo despectivo o de lo que se tengan que avergonzar, sino de la propia manera de percibirnos y juzgar sistemáticamente a los demás. De como la sociedad ya sea en México o España acepta y fomenta este tipo de odios. “Toda la atención se centra en lo físico. Es tan indispensable ser esbelto y guapo para conseguir trabajo como para conseguir pareja. Atributos ‘no físicos’ como la inteligencia y el sentido del humor pasan a segundo o tercer plano”, apunta.
Fabuloso pensamiento de #ErnestoPerezVallejo caracterizado por #dialogosdeunagorda
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“Por ejemplo, un hombre que anda con una gorda, es ridiculizado por no conseguir algo ‘mejor’”, prosigue Arely que, además, debido a que es lesbiana se enfrenta cada día un doble e hiriente prejuicio: “Imagínate la gordofobia y la homofobia combinadas. En mi país es muy común que la gente piense que eres lesbiana porque estás gorda, eres fea y ningún hombre te quiso”. Así de jodida es la percepción que la ilustradora intenta cambiar y, por eso mismo, lo suyo no son solamente ‘dibujitos guays’ sino una inyección de valores sanos en vena al 100%.
“Al final todo se trata de aceptación y amor propio. Dejar de centrar nuestra atención en encajar en moldes prefabricados y en las críticas de las demás personas. Es importante que empecemos a vernos sin etiquetas. Las personas no son gays, no son gordas, no son feas, no son flacas. Son personas, con emociones, anhelos y capacidades muy diversas”, reflexiona a la vez que recomienda a quien esté leyendo el artículo que “escuche a su cuerpo, que se cuide está claro que cuidarse es el primer consejo de Arely, que nadie debe decidir sobre sus emociones o su cuerpo, que una talla no define quienes son”.
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Puede que no todo el mundo pueda captar la belleza, la ironía y las ganas de cambiar el mundo que las ilustraciones de Diálogos de una Gorda aportan cada día. Granito a granito, como si de una obra faraónica se tratara, gente como Arely va construyendo un mundo un poquito menos misógino, homófobo, heteropatriarcal y obsesionado por unos cánones estéticos en los que la mayoría de los mortales ni encajamos ni encajaremos jamás. Si algo ha dejado claro esta genial mexicana es que en el mundo el problema no es que sobran kilos de peso, sino toneladas de estupidez y prejuicios.