Porque En Este Cuento Mando Yo

«Hola, soy yo». Y no, no soy el principio de la famosa canción de Adele. Pero necesitaba hablarte y dirigirme a ti. Ver si eres capaz de reconocerme. Si tú, a quien he contemplado desde que llegaste a este mundo, a cada hora y a cada día. Cuando empe

«Hola, soy yo». Y no, no soy el principio de la famosa canción de Adele. Pero necesitaba hablarte y dirigirme a ti. Ver si eres capaz de reconocerme. Si tú, a quien he contemplado desde que llegaste a este mundo, a cada hora y a cada día. Cuando empezaste a caminar, la primera vez que montaste en bicicleta sin ruedecitas, o te emocionaste al abrir los regalos el día de Reyes.

Voy a decirte que he sido quien ha acobijado todos tus momentos, quien le ha dado forma y quien los ha hecho posibles. De ahí mi atrevimiento a escribirte hoy y lanzarte una petición al aire. Por favor, te pido que no permitas que nadie te diga que algo es imposible. Que no puedes hacerlo o que no tienes talento para ello. Quien te diga eso, miente, porque no es cierto.

Y déjame decirte algo más, en este mundo mando yo, y quizás te estés cuestionando quien soy,  ¿por qué?, ¿a qué viene este aire de superioridad? No frunzas el ceño, que ahora lo entenderás todo. Sigo siendo lo que te ayudaba a cargar con los libros de tu mochila, y quien velaba por ti en esas horas interminables en el colegio. Quien te permitió ir al cine en aquella cita tan especial con tu pareja. Porque yo soy tu compañero más fiel y puedo asegurarte que no te abandonaré, no mientras vivas.

Posiblemente estés pensando en que soy un familiar, un amigo, o una persona allegada, pero no. Soy quien pone a cada cosa en su sitio, el que ordena y organiza los instantes que forman la vida, tu vida. Aquél que marca el compás de todos los acontecimientos. Pues todos giran a mi son, a mí alrededor, como si de una estrella brillante se tratase, pero no me asemejo ni tan siquiera al Sol.

Hoy quiero transmitirte este mensaje. No dejes que controlen tu vida, que nadie te exija, ni te ponga contra las cuerdas. No consientas que te ninguneen, te infravaloren o marquen las directrices de tu camino. Porque tú y yo sabemos pisar fuerte y con paso firme e incluso taconear si es necesario. Porque nadie, y escúchame bien, nadie tiene ese poder sobre ti.

Quiero presentarme. Soy el tiempo. Y conmigo cargo una gran responsabilidad. Porque yo decido cuando empiezas y cuando acabas. Doy forma, lugar y ocasión a tus vivencias. Pero como todo en esta vida se acaba, yo tampoco seré eterno en ti, me marcharé. Es por eso que deseo que me goces, me reclames y me exprimas al máximo. Estoy para darte un abanico de instantes que guardar, que poder coleccionar y almacenar en tu corazón. Deseo que cuando me tengas que decir adiós, lo hagas con un sinfín de recuerdos incontables, memorables, dramáticos o enternecedores.

Soy el tiempo, tu tiempo y estoy a tu disposición. Úsame y no me malgastes, porque algún día cerraré el libro que narraba este cuento y colorín colorado, todo habrá acabado.

 

Crédito imagen: Théo Gosselin