Hola puto calvo, bienvenido al club. Te voy a contar una cosa, de calvo a calvo: lo más jodido es que, por cada pelo que has perdido a lo largo de tu vida, ha habido al menos un/a hijodeputa dispuesto a recordártelo con una sonrisa. Sí, que eres un ‘calvo de mierda’ o un ‘puto calvo’, dependiendo de quien te insulte. Porque, asúmelo y vete acostumbrando: en el momento en el que pierdes tu melena dejas de llamarte Juan, Paco o Pepe para ser conocido como el ‘calvo’. Así de simple. Ahora eres “el calvo ese”, “el calvo del sexto” o “tu amigo el calvo”. Las combinaciones son infinitas y todas se follan tu autoestima.
Ya que vas a unirte a esta hermandad de seres alopécicos, te contaré que te prepares porque una de las cosas que más nos joden a los calvos son los días de lluvia. Especialmente cuando no llevas una chaqueta con capucha o una mísera gorra que te proteja. ¿Sabes ese ruidito de ‘plic, plic’ que hacen las gotas de lluvia sobre los tejados? Es el ruido que hace sobre tu jodidamente reluciente cráneo y que te retumba en los oídos como si fueran esos auriculares estos ultramodernos que te meten el sonido dentro de la cabeza. Pues lo mismo, pero no es porque tengas pasta para comprarlos, sino porque eres un puto y jodido calvo. Un ruidito que te cambiará tu percepción del mundo.
Además, a partir de ahora vas estar todo el día mirándote a cualquier espejo que te cruces por la calle. Incluso en las tiendas de estas que tienen pantallas en las que se ven las cámaras de seguridad, echarás una miradita para ver qué tal se ve tu coronilla y comprobar si tu calvicie avanza o no. Pues tengo malas noticias: tu calva avanza y no puedes hacer nada para impedirlo. ¿Acaso crees que si la alopecia tuviera solución habría algún calvo millonario en el mundo? No tío, por mucha pasta que te dejes en esprais pringosos, pastillas que te la dejan inservible o cualquier movida chunga he probado todo y todo es una M el pelo se te va a caer igual. Un consejo: ahórrate pasta y compra dignidad con una buena máquina de cortar el pelo.
Otra cosa que tampoco te hará ni puta gracia, sobre todo al principio, es que cada vez que hables con alguien mirará a tu calva cada cinco segundos. "Ey, ¿por qué mierda me miras la calva?", pensarás cada vez que sus labios sigan moviéndose pero sus ojos se claven en tus entradas. Ahí, escrudriñando tus capilares sin cortarse el/la muy cabr***. Así que para no ponerte hater con el personal, que no lleva a nada, lo que hace un calvo de verdad es asumir su condena. Por eso, con más o menos gracia, todos los calvos intentamos sacarnos partido con algún accesorio. Dejando de lado las boinas y demás inventos del diablo por favor nunca en tu vida uses un peluquín, la mayoría optamos por la barba: el maquillaje masculino del s. XXI.
No es ningún misterio que la barba de un calvo es su último esfuerzo por mantener algún tipo de elemento capilar en su cabeza más allá de las cejas y los pelos de la nariz y orejas ojo a estos porque a partir de los 30 años cobran vida propia. Con tu barba te puedes hacer todas las movidas que jamás harás en tu miserablemente aburrida calva. Te la puedes dejar crecer qué ironía que la cabrona siempre crece por calvo que estés, ¿no? Puta vida..., le puedes dar una forma a lo Maluma o puedes optar por un look más a lo Ragnar, aunque ya te aviso que el resultado suele ser bastante cutre: no tío, no eres un nórdico empotrador.
Al final, y esto será mejor que te lo metas en la cabeza, da igual si tu barba se sale o si parece pelusilla sucia porque a lo más que vas a aspirar es a la siguiente categoría de los clichés físicos: 'el calvo con barba'. Así que vives en un círculo vicioso en el que cualquier esfuerzo por dignificarte te acaba recordando tu propia miserabilidad. Por tanto, y quizás sea el único consejo no tóxico que pueda trasmitirte con esta reflexión, lo mejor es que te lo creas. Créetelo rollo Jason Statham en Transporter, a lo Vin Diesel en The Fast and The Furious o como Bruce Willis en la Jungla de Cristal. Fuck yeah!
Con el tiempo, y cuando consigas traspasar la barrera mental de raparte al cero llevar esos cuatro pelos que te quedan es un ejercicio incompatible con la dignidad estética, descubrirás que si es por tu imagen física la gente se acostumbra mucho más rápido de lo que imaginas. Demasiado tienen ya fijándose en sus propios ‘defectos’ como para concentrarse en los tuyos. Por tanto, entiende tu alopecia como una oportunidad de aceptarte tal y como eres y disfrútala al máximo. Eso sí hazlo como un calvo empoderado, por favor. Nada más, ¡adiós puto calvo!