Ni las risas de sus compañeros, ni los insultos, ni los comentarios desafortunados. Nada, absolutamente nada hizo dudar a Mariana Mendes de su belleza. Hace 24 años, esta brasileña vino al mundo con un enorme nevus melanocítico congénito en pleno rostro. Es decir, un tipo de lunar que afecta a aproximadamente a uno de cada 20.000 bebés y que puede superar los 20 centímetros de diámetro.
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“Nunca tuve vergüenza o me sentí despreciada. Lo veo como algo positivo y que distingue de las demás personas, que me hace única”, explicó Mariana al medio brasileño G1 después de que su peculiar imagen se convirtiese en viral en todo el país. Sin embargo, la asistente de estilista también reconoció que para llegar a este punto de seguridad en sí misma tuvo que soportar las miradas y los prejuicios de los demás niños.
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“Hubo personas que intentaron hablar mal de mí o intentaron ridiculizarme, pero nunca les hice caso. Siempre centré mi atención en quienes me dedicaban comentarios positivos y elogios”, añadió la joven cuya madre incluso llegó a someterla a intervenciones quirúrgicas con láser para librarse del nevus cuando apenas tenía seis años. Todo por el temor a que su hija se convirtiera en una víctima del bullying en la escuela.
Por suerte, no solamente se negó a ocultar su marca de nacimiento a pesar de las críticas sino que se convirtió en el apoyo de otras chicas que pasaban por una situación similar. “Una chica que tenía una mancha en el brazo me contó que tenía mucha vergüenza y que usaba todo tipo de ropa para esconderla. Me dijo que había visto mis fotos y quería saber cual era mi secreto para sobrellevarlo”, relató.
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Su ejemplo inspiró a la prensa brasileña, un mérito en un país tan obsesionado con la belleza física, y de ahí a la portada de medios como Metro o The Sun. Es más, la visibilidad que ha alcanzado en los medios le ha hecho plantearse la posibilidad de dedicarse al coaching motivacional: “Sería una forma de alcanzar más personas y hablar de nuestras diferencias, lo que nos hace únicos y especiales. De valorar lo que somos y respetarnos los unos a los otros”.
Más allá de si la fama de la brasileña será cosa de un día o no, lo que sí que está claro es que ya tiene la cabeza perfectamente amueblada para soportar el peso de la fama. Quizás su ejemplo aporte cierto sentido común a un país cuyo principal concurso de belleza es el Miss Bum Bum algo así como Miss Culazo pero que tiene terminantemente prohibido practicar el topless en sus playas. Muito obrigado e boa sorte!