La primera vez que me sentí ridiculizada por mi vello púbico tenía 14 años. Un grupo de compañeros del colegio hablaba sobre el porno que empezaban a ver y lo erótico de que las actrices fueran depiladas por completo. A mí se me ocurrió comentar que yo no lo hacía, y el chico que llevaba la voz cantante me preguntó en tono despectivo: "¿Pero entonces qué llevas ahí? ¿Una selva amazónica? Qué asco". Un simple comentario que abarca varias sentencias y preguntas. 1. Los pelos de mis bajos son sucios y asquerosos, 2. Si no están, gustaré a los chicos, y 3. Si los demás se enteran de que no me depilo, me criticarán. Desde aquello, los últimos diez años he gastado tiempo, dinero y he soportado el dolor físico de arrancar pelos de mi vulva para no avergonzarme en la playa o en el dormitorio. Y como yo, casi todas las mujeres de mi generación que a menudo nos criticamos unas a otras cuando dejamos de atender a la dictadura depilatoria lo más mínimo. Ahora me pregunto, ¿de verdad tenían razón aquellos adolescentes?
Según un estudio estadounidense publicado en la revista JAMA Dermatology en 2016, el 84% de las mujeres de una muestra de 3.316, de entre 18 y 65 años, de distintas procedencias étnicas y clases sociales admitió depilarse regularmente, y el 62,1% que, además, opta por la depilación integral que no se dejan ni un pelo, vamos. Otros estudios sobre España y otros países occidentales confirman estas tendencias, que en su mayoría se refieren a mujeres jóvenes o con una vida sexual activa y que dicen hacerlo por comodidad, preferencias sexuales y, sobre todo, por higiene.
De hecho, el 59% de las mujeres de la investigación de JAMA Dermatology afirmó que se depilaba "porque es higiénico o limpio". Una idea que lleva menos de cien años extendida y que engrosa las cuentas de la industria estética, pero que no es más que un mito. "No es más higiénico depilarse que no hacerlo, ya que el vello no es sucio de por sí. Simplemente hay que tener una higiene adecuada, como secarse bien después de hacer pipí", me explica la ginecóloga Beatriz Pérez, del centro barcelonés de Ginecología Doctoras Pérez.
Tabla 2 del estudio publicado en la revista JAMA Dermatology, 'Pubic Hair Grooming Prevalence and Motivation Among Women in the United States'.
De hecho, el olor que generan los genitales femeninos no se debe a la cantidad ni la calidad del vello que una tenga ahí abajo, sino que proviene del flujo vaginal –que en cada mujer tiene un pH distinto– y se trata de un olor perfectamente sano y normal aunque, si detectas cambios muy bruscos en tu olor íntima, debes acudir a tu ginecólogo, mezclado con el sudor de las glándulas sudoríparas de las ingles. Por tanto, los expertos están de acuerdo en advertir de que el vello tiene una función protectora en cualquier parte del cuerpo y, en el caso del vello púbico, de enfermedades y roces.
"La depilación integral aumenta el riesgo de contagio de varias enfermedades de transmisión sexual ETS, sobre todo las que se propagan con el contacto, como el virus del papiloma humano o el herpes genital", cuenta Rocío Maseda, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología y dermatóloga del Hospital Universitario La Paz de Madrid, quien añade que ha visto muchos más condilomas verrugas genitales causadas por el VPH desde que se impuso la moda de la depilación integral. "De todas las pacientes que veo al día, dos tercios van depiladas por completo", asegura. "Por eso, es importante alertar de los riesgos e insistir más que nunca en el uso del preservativo", añade.
Esta imagen de la fotógrafa Petra Collins fue censurada en Instagram en 2015
En concreto, de todas las ETS que podrían atacarte, te pongas condón o no es posible contagiarse del virus de papiloma humano o herpes genital aun usando preservativo, las ladillas son las únicas de las que te librarías al 100% depilándote. Por lo demás, no solo no las prevendrás, sino que probablemente estés eliminando tus propias barreras naturales. Pero las venéreas no son las únicas dolencias físicas que trae la depilación.
Los distintos métodos depilatorios son, de una forma u otra, agresivos para la piel. "Al rasurar con cuchilla los pelos nacen más duros por cortarlos en vez de arrancarlos, como en la barba masculina. Eso hace que las parejas se quejen a menudo de heridas o irritaciones provocadas por el roce con su pareja durante el sexo heriditas por las que se pueden contraer o contagiar infecciones, de foliculitis infección del folículo por el nacimiento del pelo hacia dentro o dermatitis", explica Maseda. Por otro lado, la cera, caliente o fría, y el láser son una continua agresión a la piel a la que las mujeres se someten cada pocas semanas.
Por eso, "los dermatólogos recomendamos recortar en vez de afeitar a ras o depilar completamente", concluye la dermatóloga, frente a los esteticistas, que aun entendiendo los riesgos médicos que comporta la eliminación del vello, afirman que escogiendo el método apropiado y poniéndose en manos de un buen profesional no hay por qué preocuparse. "La depilación al caramelo es una opción que elimina riesgos, porque respeta la dirección del pelo depilar a contrapelo es muy agresivo para la piel, se realiza a la temperatura del cuerpo, evita las quemadas de la cera caliente y no produce cortes ni irritaciones al usarse productos naturales", dice Marta Viader Alberich, Vicepresidenta del Gremio artesano de estética y belleza de Cataluña.
Llegados a este punto y habiendo descartado la excusa de la higiene, el sudor y la salud, solo nos quedan los motivos sexuales. Muchas mujeres cuentan que no dejan que su pareja les haga sexo oral si no se han depilado e incluso evitan cualquier tipo de relación sexual si se les ha pasado la cita con su esteticista. Es más, en una encuesta a los lectores de las revistas masculinas Esquire y AskMen’s, el 46% de los encuestados dijeron preferir la vulva completamente rasurada, mientras que el 30% optaron por un vello púbico ‘arreglado’ y solamente el 12% se decantaron por una línea fina. Pero lo más asombroso fue descubrir que el 30% de todos ellos cortarían el sexo en caso de encontrarse un pubis natural que se vea “a través de la ropa interior” o “asomando por arriba”.
"Hace poco, la hija de Madonna publicó una foto con su madre, con pelos en las axilas y a pesar de ser una foto madre-hija, se hizo famosa por ese detalle y las críticas que recibió. Está claro que existen unos roles de género que imponen la depilación a las mujeres muchísimo más que a los hombres", me cuenta la psicóloga y sexóloga foto. Por esos roles, la pobre de Lourdes Leon dejó en pocas horas de ser una mujer femenina y deseable. Por ellos, el asco que le tenemos al vello depende del género de su portador. Por ellos, mis compañeros del colegio no se plantearon si sus propias "selvas amazónicas" eran tan inadecuadas o antiestéticas como las mías. Porque ni los protagonistas de sus vídeos pornográficos ni sus deportistas favoritos –sus dos modelos de masculinidad– iban depilados. En nuestro caso, ni siquiera las mujeres que protagonizan los anuncios de depilación tienen pelos antes de pasarse la Silk Epil.
"Hay una creencia impuesta socialmente de que la mujer se tiene que depilar por todos esos mitos de que es más estético, más higiénico, etc. Sin embargo, ellos podrían verse sometidos a esas mismas excusas, pero no lo están", añade Esclapez. Y aun sabiendo todo esto, muchas mujeres empoderadas siguen depilándose cada pocas semanas. Porque una no es menos feminista por gustarse más sin pelos, y porque no es lo mismo ser conscientes de las imposiciones de género de las que todavía somos víctimas, que cruzar la línea y romperlas y vernos expuestas a críticas y 'castigos' sociales que afrontar casi solas. Después de diez años de depilarme cada mes todos y cada uno de los pelos de mi vulva, ahora solo me quito los de las ingles. Porque he decidido ser consecuente con mis creencias feministas, pero sigo avergonzándome de que se me escapen cuatro pelos de la línea del bikini. Estoy trabajando en ello.