Abercrombie & Fitch ha sacado una nueva campaña que ha sido un rotundo éxito, aunque me temo que no exactamente por sus diseños y propuestas. Ha sido más bien el misterioso modelo inglés de la barba, y futuro padre de los hijos de muchas de nosotras aunque él todavía no lo sepa, Alex Libby, el que ha logrado revolucionar las redes, poniendo en el punto de mira a la marca.
¿Pero por qué lo está petando tanto Alex Libby?
Desde luego, nos traen un aspecto claramente diferente al del rubiales afeitado que nuestras abuelas definirían como 'aseado' que Abercrombie & Fitch utilizaba como imagen de marca en el pasado. Tipos que probablemente jugaban a Polo, frente al monopatín que seguramente usa Libby.

¿Veis como cambia el rollo?

La barba y el pelo alborotado y las medias de color de este chico Ye-ye, han dejado por lo tanto, confundidos a los consumidores de la marca. El mundo de los naúticos se tambalea, mientras a un montón de comentaristas del sexo femenino se les revolucionan las hormonas con éste británico desaliñado. La mayoría de las voces que se han alzado, reclaman más modelos de éste tipo, frente a tipos repeinados oliendo a Varón Dandy, completamente pasados de moda. Porque ahora lo que mola es esto.

Claro que para gustos están hechos los colores, y es que las modas de lo ideal y lo mamarracho, van volando a través de las décadas, como ya lo demostró el vídeo de 100 days of beauty, con otro espécimen al que tampoco le haría yo ningún asco. Pero al que su aire exterior le regalaba puntos o se los quitaba con una facilidad pasmosa en este vídeo que repasaba la moda estadounidense de los últimos 100 años.
https://www.youtube.com/watch?v=3-tJ5erxh4Y
¿Qué nos dice todo esto?
Que las modas son efímeras, polluelas mías. Que lo que hoy es un caramelito inglés, mañana será una horterada. Y si no, acordaros de algunos de los que fueron iconos de belleza de nuestras madres, como Macgyver y sus mullets, o los protagonistas de Miami Vice y su dificultad para combinar colores.

Oh, yeah baby cómo me pone.

Así que podemos concluir que aunque la nueva propuesta de Abercrombie & Fitch nos parezca que está para untarlo en mantequilla y engullirlo de una sentada, es más que probable, que en el futuro se nos haga tan repelente como los anteriores, y nos de la risa floja al recordar lo mucho que nos gustaba.

Pero bueno Alex, te queremos. ¿Quieres casarte conmigo?