La depresión tiene unos efectos devastadores, algo que entienden todos aquellos que la han experimentado o que han tenido un familiar o un amigo que la ha padecido. Es un estado mental que hace que te falte la concentración, que te debilita, que te roba la energía, que hace que seas incapaz de experimentar el placer y que te quita las ganas de salir, de conocer gente o incluso de ver a tus amigos. La depresión es causada por numerosos factores, algunos físicos, otros psicológicos, y, en ocasiones, genéticos. Pero, sin duda, los siguientes son algunos de los hábitos que debemos cambiar en nuestra rutina diaria para evitar caer en este estado de apatía y desasosiego.
1. Falta de ejercicio
Estamos cansados de oírlo, el ejercicio es beneficioso para la salud. Pero así es, es fundamental tanto para nuestro bienestar físico como mental. La falta de actividad puede conducir a la depresión. Pasar todo el día en casa tirados en la cama o vegetando en el sofá sin realizar el más mínimo movimiento físico hace que las personas se vuelvan perezosas y coman demasiado. Esta es una forma segura de caer en la depresión, ya que comer mucho y ser perezoso conduce a ganar peso, lo que obviamente hace que la autoestima baje en picado.
La cuestión es que nuestro cerebro produce unas sustancias químicas conocidas como serotonina y dopamina que nos ayudan a sentirnos bien, y hacer ejercicio durante al menos 40 minutos al día es una manera de ayudarle a producir más de estas sustancias que nos ayudan a mantenernos activos y de buen humor.
¡Así que, a mover el culo todo el mundo!
2. Una dieta inadecuada
Cuidar nuestra alimentación es algo fundamental, no solo porque nuestro cuerpo nos lo agradecerá, sino también porque una mala dieta tiene consecuencias para nuestro estado mental. En concreto, para evitar la depresión, lo mejor es incluir en nuestra dieta alimentos ricos en los ácidos grasos conocidos como Omega 3, como pueden ser el marisco y el pescado azul, ya que son esenciales para mantener sano nuestro tejido cerebral.
"Mens sana in corpore sano"
3. Falta de sueño y estrés
La privación constante de sueño crea la situación idónea para la depresión. Los médicos recomiendan dormir al menos siete u ocho horas cada noche y establecer una rutina a la hora de acostarnos, algo que para los mileniales puede resultar un poco difícil, sobre todo en época de exámenes y durante los fines de semana...
Pero el no dormir lo suficiente puede convertirnos en personas agitadas y paranoicas. Además, las personas que no duermen bien tampoco pueden desempeñar bien su trabajo, o ser fructíferos en sus estudios, lo que les lleva a elevar sus niveles de estrés. Porque cuanto más estresada está una persona, más le cuesta dormir. Es como la pescadilla que se muerde la cola, y así el malestar se vuelve constante.
4. Aislamiento
Evitar a los amigos y la familia por la razón que sea crea el caldo de cultivo ideal para acabar deprimido. El aislamiento es la peor cosa que uno puede hacer, tanto en términos físicos como mentales. Según los investigadores, las personas que tienen una red social fuerte son menos propensos a desarrollar depresión. Es importante mantener el contacto con otras personas, desahogarnos, contarles nuestras penas y alegrías. Necesitamos mantener el contacto humano si queremos mantenernos fuertes mentalmente para afrontar las diferentes presiones de la vida.
5. El pensamiento negativo
Esta es una de las principales causas de la depresión. El retroalimentarse con pensamientos negativos basados en el rechazo, la pérdida o el fracaso, es una forma segura de acabar deprimido. Hay cosas en este mundo que están simplemente fuera de nuestro control, y pensar en algo que no podemos cambiar puede llevarnos a la locura.
Es importante redirigir nuestra atención hacia las cosas positivas en vez de obsesionarse en las cosas que no podemos cambiar, pasar tiempo con nuestra gente, escuchar sus historias, salir y divertirnos. Y aunque a veces nos cueste, debemos hacerlo. Debemos vivir la vida y aprovechar nuestra juventud.
Crédito de la imagen: favim.com