Los 4 Grandes Miedos Que Sufrimos Al Cumplir Los 30

  Los 30 son esa edad en la que nos hacemos viejóvenes. Tal vez no tan viejos como para irnos a ver obras o guardar carros de caramelos de menta en el bolso, pero tampoco jóvenes como para irnos a hacer botellón y pedirle la paga a nuestros p

 

Los 30 son esa edad en la que nos hacemos viejóvenes. Tal vez no tan viejos como para irnos a ver obras o guardar carros de caramelos de menta en el bolso, pero tampoco jóvenes como para irnos a hacer botellón y pedirle la paga a nuestros padres. Es un instante de evolución, en el que algunos de los temores que habíamos ido aparcando, de pronto se vuelven más reales y más presentes. Como si durante los 20 hubiese estado permitido sentirse perdido o no encontrar al amor de tu vida, pero de pronto con 30 ya no. El peso de algunas expectativas parece sumarse al número 3, y para ayudarte a reflexionar, hemos resumido algunos de los temores más comunes que necesitas superar en tus 30.


1. El temor a no encontrar a nuestro medio limón

O a la media naranja, o al medio pomelo. Todo el mundo parece encontrarlo mientras nosotros seguimos repasándonos toda la frutería. Hace unos años te decías: ¿Y qué importa? ¡Me estoy divirtiendo, son experiencias! Según te acercas a los 30, sin embargo, empiezas a sudar la gota gorda. Que si uno se casa, que si el otro tiene un hijo, y que si el de más allá comparte una hipoteca. Por favor, no entres en pánico. Lo de 'nadie me querrá nunca' no lo decías desde los 15 años. Esa persona aparecerá tarde o temprano. Pero que oye, igual no, y no pasa nada. El temor a estar solo es el primer miedo que se ha de superar, para inconscientemente dejar de buscar y permitir que te encuentren.


2. El temor a seguir sin saber qué hacer con tu vida

Con 20 años te preocupaba, pero también te consolaba pensar que eras joven y que te quedaban muchas experiencias por vivir antes de decidirlo. Pero han pasado 10 años y sigues sin tener ni idea, y has empezado a considerar que quizá jamás descubras lo que realmente quieres. La idea agobia, pero no debería agobiar más que la posibilidad de perdernos el viaje preocupados por el destino. Hay gente que tiene claro hacia dónde quiere dirigir sus pasos, y hacia allí se encabeza como un Miura. Bien por ellos. Pero a otros puede gustarnos perdernos, explorar caminos insospechados y tomar rutas alternativas donde el final siempre es una sorpresa. A veces la vida nos conduce ella sola a nuestro destino sin necesidad de GPS.


3. El temor a equivocarse

Los errores traen problemas, dificultades. Pero con 30 años los errores pueden parecernos definitivos, pueden llevarnos a callejones sin salida. Nos da la sensación de que ya no tenemos el mismo tiempo para maniobrar en caso de equivocación. No podremos ponernos a estudiar biología marina después de haber pasado años empollando para una ingeniería. No podremos regresar al mercado de las citas tras años en una relación fallida. Todo nos parece más difícil porque nos estamos convirtiendo en animales de costumbres. En realidad, los errores nos convierten en quien somos. Nunca es tarde para empezar de cero, no os quedéis atrofiados en una esquina porque creéis que es demasiado tarde. Las equivocaciones cierran puertas y abren otras. Las equivocaciones nos iluminan el camino.


4. El temor al éxito

Este es un miedo casi irónico, que permanece oculto pero igual de cierto que los anteriores. Lo curioso es que de los otros temores habla todo el mundo, pero de este nadie dice ni una palabra. El éxito es cambio, es novedad, es nuevas responsabilidades, nuevo estatus, y también la posibilidad de decepcionar a alguien. Cuando tenías 20 años no tal vez no tenías éxito a menos que fueses Mark Zuckerberg, pero tampoco tenías responsabilidades. Nada serio dependía de ti, por lo que ninguna de tus decisiones eran realmente vitales. Pero crecer es evolucionar, y eso no parece permitir la marcha atrás. Cualquier paso en falso de pronto se convierte en un fracaso. Para eso os damos la eterna fórmula de 'Quien no arriesga, no gana'. Evidentemente, hay que salir de la zona de confort para ir allá donde sucede la magia. Pero os aseguramos que el viaje merece la pena.


La edad no es un número, es un estado. Os recomendamos que no le deis cuerda al reloj, y lo dejéis olvidado. Seguid adelante paso a paso. La vida se va resolviendo: a fin de cuentas, hemos llegado hasta aquí solos, ¿no?

 

Crédito Imagen: Victor Kipling Música: Victor Kipling Locutora: Victor Kipling

La música empleada en este podcast está registrada bajo una licencia Creative Commons.