El tiempo va pasando, tan deprisa que ni nos damos cuenta. Y de repente, un día nos levantamos de la cama y ya tenemos 25 primaveras. Hemos terminado la universidad, uno o dos másteres, hemos sido becarios, y si tenemos suerte hemos encontrado un trabajo malpagado que puede que hasta tenga algo que ver con lo que hemos estudiado durante los últimos siete años de nuestra existencia.
Nuestra vida ha cambiado, quizás no sea como imaginamos que iba a ser cuando aún éramos adolescentes, o quizás supere nuestras expectativas, pero lo que está claro es que nuestro tiempo libre y nuestros fines de semana ya no son lo que eran.
1. Que llegue el viernes por la noche y no tengas plan, mola. En cuanto salimos de trabajar, a lo sumo tomamos una caña con los compañeros de curro, porque lo que estamos deseando es llegar a casa, tirarnos en el sofá y no hacer nada.
2. Ahora estás esperando a que lleguen los fines de semana para poner lavadoras y arreglar la casa. No es que te parezcan tareas divertidas, pero es fin de semana, tienes tiempo libre y tienes que hacer algo productivo.
3. Los temas centrales en las conversaciones con tu grupo se centran en decidir dónde ir a comer, organizar una despedida tras otra, y qué regalarle a la hija recién nacida de tu prima, de tu compañero de trabajo o de tu mejor amiga...
4. Prefieres aprovechar las mañanas de domingo visitando ferias de antigüedades o yendo al gimnasio que durmiendo hasta las 2 del mediodía.
5. Ahora quedas a las 14:30 h. para ir a comer, en vez de quedar a partir de las 00:00 h. para empezar la fiesta tomando chupitos.
6. Nunca sales de fiesta a no ser que sea por un motivo especial y sepas seguro que tienes libre todo el día siguiente para pasártelo tirado intentando superar la resaca.
7. Hacer la compra se ha convertido en algo terapéutico, no en algo que tienes que hacer por obligación.
8. Y dormir un mínimo de ocho horas cada noche es la regla principal de tu nuevo modo de vida. Si no la cumples, la siguiente semana es un absoluto infierno.
9. Las fiestas salvajes en casa se han convertido en reuniones de amigos en las que picar algo para no tener el estómago vacío para hacer la cata de vinos.
10. Cuando quedas en algún bar para tomar algo, lo que quieres es que no haya gente y que la música tenga el volumen adecuado como para permitirte charlar.
11. Ahora mirar el catálogo del IKEA y pensar en cómo redecorar tu casa es uno de tus hobbys favoritos.
12. Pones el móvil en silencio e ignoras todos los mensajes que sugieren salir.
13. No ves cargos misteriosos o ridículos en tu tarjeta por decidir ir de compras después de comer con tu amiga y beberos una botella de vino por cabeza.
14. No tener un ligue diferente cada fin de semana se ha convertido en todo un... ¿triunfo?
15. Si un bar tiene cola significa que mola, pero también que está a petar, por lo que pasas de hacer el intento y te vas a otro sitio.
16. Después de pasar años con miedo, cocinar y hacer repostería se ha convertido en algo terapéutico, sobre todo si es para invitados.
17. Aunque llamar a tu madre te sigue costando lo mismo...
Crédito de la imagen: clarissavalgom.wordpress.com