Así es recibir cada día cientos de insultos por internet

Hablamos con jóvenes que tienen varios miles de seguidores y se preguntan por qué en internet las leyes son menos duras que fuera de él

Todos hemos recibido alguna vez ese tipo de comentarios impertinentes que ni vienen al caso ni están justificados, cuya única intención es, aparentemente, tocarnos la moral y a pesar de que somos conscientes de ello, siguen siendo molestos. “Joder qué mal peinado/a que vas hoy”, “La verdad es que ese modelito no te favorece demasiado”, “Deberías arreglarte un poco más”. En principio son comentarios inofensivos, pero ante ellos, no podemos evitar pensar: “¿Quién coño te ha pedido la opinión?".

¿Y qué ocurre si a estas ganas de molestar le añadimos el anonimato de internet y la posibilidad de desahogarse con un desconocido sin que nuestras palabras tengan ningún tipo de reprimenda? Pues que estos inocentes comentarios suben de tono y mutan en algo que está mucho más lejos de ser una crítica, convirtiéndose así en acoso. Al final, aunque el hate está presente en prácticamente cualquier plataforma, parece que es directamente proporcional al número de seguidores que tienes y los que empiezan a ser conocidos lo padecen. 

Cuanto más influencer más hate

Monitily y Monitily son dos amigos arquitectos que en 2016 decidieron hacer de su mayor pasión, una profesión, y empezaron a desarrollar todas sus redes para aportar una visión fresca e inspiradora sobre moda, belleza y el mundo de las redes sociales. Así, crearon su marca personal bajo el nombre de Monitily . A través de Monitily , se propusieron cuestionar los cánones de belleza, aportando nuevas perspectivas sobre este mundillo y apostando siempre por un contenido honesto y sincero.

Cuando tuvieron un mayor rodaje como youtubers se vieron con la necesidad de empezar a hablar sobre acoso y ciberbullying. “Nuestro primer hater llegó con nuestro primer vídeo”, pero a medida que fueron creciendo también lo hicieron los comentarios de este tipo, “se tiende a normalizar demasiado este tipo de acoso en internet”. Por lo tanto, como víctimas del odio, decidieron abrirse y contar su experiencia para ayudar a otras personas que puedan ser blanco de acoso cibernético. “Sabemos que tenemos seguidores de 16 años o menos que no cuentan con tantas herramientas para enfrentarse a estas situaciones. Estos vídeos pueden resultar de gran ayuda para ellos”.

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Pero aunque afirman que en casi cualquier vídeo se topan con algún que otro comentario impertinente, hay algunos en los que el hate es la norma. “En un vídeo decidí ponerme una peluca y un labial morado”, cuenta Moni. Esto desencadenó un aluvión de comentarios ofensivos. Aprendieron a la fuerza que cuando una persona no te conoce es más fácil que se vea con la libertad y la impunidad de decir la primera barbaridad que le pase por la cabeza sin medir sus palabras. “No piensan en cómo ese simple comentario puede llegar a afectar a la persona que lo recibe, mostrando una falta de empatía”.

Impactados ante esta situación, Moni y Edu decidieron recolectar todos estos comentarios para plasmarlos en su vídeo “Das asco”, con la intención de denunciar una situación que cada vez es más común en internet y plasmar la dureza y crueldad humana a la que se exponen diariamente viviendo de forma pública.

¿Crítica constructiva o acoso?

Pero ¿dónde empieza y acaba nuestra libertad de expresión? Edu y Moni opinan que existe una diferencia abismal entre una crítica constructiva y un comentario hater: “No es lo mismo que te digan 'creo que te vendría bien cortarte el pelo para sanear' a 'tu pelo parece un estropajo' o 'me sangran los ojos al ver tu pelo de mierda'.”Según ellos, tras los comentarios haters tan solo existe el deseo de hacer sentir mal a la persona que lo recibe, mientras que en una crítica constructiva suele haber una buena intención y de mejora. Ahí está la diferencia entre la libertad de expresión y el acoso, la buena o mala intención

Coincide Javier de Rivera, un experto sociólogo en redes sociales que lleva varios años estudiando las relaciones en internet. Para él, es positivo que las redes sociales permitan a los usuarios expresar sus opiniones, pero siempre desde el respeto. “Una ofensa o insulto es descortés y debería ser directamente reportado. No es lo mismo crítica profesional que ataque personal”.

Elena Ponz es otra joven que se ha hecho conocida gracias a Youtube a través de sus anécdotas e historias del día a día contadas desde un humor sarcástico e inteligente. Aunque reconoce que su carácter le ayuda a sobrellevar los comentarios nocivos, también es consciente de que para muchas personas pueden llegar a desencadenar un problema mucho más grave. “Recibir un aluvión de críticas puede originar en la persona sentimientos muy negativos, e incluso depresión”, confiesa.

Elena ha hablado varias veces sobre el tema del acoso en su canal, ya que al dirigirse a un público normalmente menor de edad, cree firmemente que es un tema que no debería ser ignorado: “El acoso cibernético tendría que ser tratado con la misma dureza legal que el acoso fuera de la red, ya que los dos pueden dejar graves secuelas a las personas que lo reciben”. Afirma que este tipo de ataques hacia influencers se está normalizando demasiado, aunque no debería ser así. “Es extraño que alguien se te acerque por la calle y te diga que vas mal maquillada o que no le gusta tu cara de orco, en cambio en internet eso sí se ve normal”, denuncia.

Cómo enfrentarse a estos 'haters'

Para Elena, la mejor forma de enfrentarse a los haters es con humor. “A pesar de que es un tema grave, nunca dejo que los haters me afecten, ya que, al fin y al cabo, no tienen ningún tipo de argumentación”, explica. Sin embargo, cree que si se detecta un comentario fundamentado en odio, lo mejor es cortarlo de raíz. "Cuando se trata de insultos u ofensas graves, denuncio el comentario y lo borro porque no construye, solamente destruye”. Pero para Elena también es importante entender que todo lo negativo no siempre viene de un bully, y que se debe estar abierto a escuchar críticas. "A no todo el mundo le va a gustar lo que haces", advierte.

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Por otro lado, Javier de Rivera opina que la responsabilidad la tienen las propias plataformas. “Tratan estos temas con brocha gorda, con algoritmos muy básicos para bloquear palabras sin poner a personal humano detrás”. Según él, este tipo de comportamientos, sobre todo cuando se trata de ofensas graves, deberían ser denunciados y castigados como ocurriría si sucedieran en la vida real. “Creo que hay una falta de reacción brutal para una situación que se está volviendo cada vez más grave”, denuncia.

Internet, un reflejo de la sociedad

Pero quizás, una de las mayores preguntas que surgen es, ¿qué necesidad tiene el acosador de soltar tanto odio? Moni y Edu lo tienen claro, “inseguridad, complejos, rabia e incluso puede que un poco de envidia”. Al parecer, la mayor parte de estos comentarios tienen algo en común: una argumentación nula. “Este comportamiento deja entrever que si una persona actúa así en internet, lo haría igualmente en persona si disfrutara de la misma impunidad y anonimato que las redes le proporcionan”.

Uno de los aspectos más reveladores es que el 90% de los comentarios haters que reciben van dirigidos a Moni y siempre enfocados a criticar su aspecto físico. “Es sorprendente que siendo dos personas en el canal sea ella la que reciba la mayor parte del hate”. Podría parecer una casualidad, pero lo cierto es que Elena también ha notado que sus haters critican principalmente su físico, mientras que los hombres no se ven sometidos a este tipo de recriminación. “Si vas a un vídeo de un hombre, sus críticas ofensivas casi nunca van dirigidas a su aspecto, cosa que no ocurre con las mujeres”, cuenta Elena.

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Lo que está claro es que no todo tipo de comentario está justificado bajo el manto de la libertad de expresión, y que nadie tiene el derecho de ofender o insultar a otra persona valiéndose de la excusa de que se trata de un personaje público. Al fin y al cabo, un simple y aparentemente inofensivo comentario puede llegar a destruir por completo la seguridad y autoestima de una persona, así que tenlo en cuenta la próxima vez que tengas ganas de vomitar tu odio en internet.