La vida real es nítida. Salvo autoengaño nivel legendario, es relativamente fácil darse cuenta de cuando alguien está pasando completamente de nosotros. Pero la vida digital es muy diferente. Sin comunicación no verbal ni necesidad de respuesta inmediata, el coqueteo vía mensajes puede convertirse en una experiencia muy confusa. También frustrante. E incluso cruel en algunos casos. Como cuando alguien te hace un R-bombing sin compasión. Esto es, leer tus mensajes -el doble check azul y similares no engañan- pero no molestarse en contestarte.
Y no, no es un ghosting. Porque el ghosting es un rechazo incuestionable: alguien que estabas viendo corta de pronto cualquier tipo de comunicación, borra tu número e incluso te bloquea en sus redes sociales. Es un adiós feroz que no deja lugar a dudas. Lo aceptas y sigues adelante con tu vida. Pero el R-bombing, sin embargo, es más sutil y ambiguo. Te lee, ignora el mensaje y no da ninguna contestación. Se guardan la carta de responder en un momento futuro alegando que estaban muy ocupados o que son muy despistados y olvidaron contestar.
Esto, según explica el experto en citas James Preece en el artículo de The Independent donde se hace eco de este fenómeno, puede llevar a la víctima de R-bombing a un comportamiento obsesivo, revisando compulsivamente si esa otra persona está en línea en las redes sociales: "No es saludable torturarte mirando constantemente lo que otra persona está haciendo. Te confundirás y te preguntarás por qué no responden. La verdad es que la otra persona no quiere verte pero no quiere hacerte daño al decirlo explícitamente. Deja de perseguirle y no te pongas en contacto de nuevo. Céntrate en encontrar a alguien que te trate respetuosamente".
Ya sabes, la mejor respuesta para el R-bombing es exactamente la misma que para el ghosting: no dejar que tu bienestar dependa de otra persona, tu autoestima nunca dependerá de un mensaje en WhatsApp.