Cómo el postureo ha revalorizado lo mundano para liberarnos a todos

La necesidad de autenticidad frente al postureo cool ha hecho que el trap o el reguetón estén en lo más alto del mainstream mundial

Los haters del postureo dirán que cada publicación en las redes equivale a la muerte instantánea de un inocente gatito en algún otro rincón del planeta. La postureofobia aguarda ahí afuera, alimentándose especialmente de ese postureo hiperfeliz y supercool de vidas maravillosas que ninguno nos creemos en absoluto. Pero el postureo auténtico, ese que esconde verdades como puños, hace un bien inmenso a la sociedad. Sobre todo cuando son figuras del mainstream quienes lo utilizan para normalizar miles de cosas que siempre han estado ahí pero que nunca nos atrevíamos a enseñar.

Podríamos llamarlo postureo inverso: postear vainas para reivindicar cosas hasta ahora vergonzosas como que te vuelves loco bailando reggaetón, que tienes roñoso el cable del Iphone porque la precariedad en la que vives te impide poder comprar uno nuevo, que no tienes pasta para vivir independizado o que escondes en la nalga izquierda un tatuaje por tu ex. Mostrarte exactamente cómo eres. Ser todo lo punk que puedes. Subir stories a Instagram sin maquillaje y con un grano gigantesco en la nariz como Nathy Peluso porque aceptas que eres humano y pasas completamente de fingir una perfección absurda.

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Este postureo nos ha salvado de la obsesión por ser cool. Necesitábamos que apareciera gente capaz de defender lo mundano, lo terrenal, lo de todos. Gente que no tuviera problemas en subirse a un escenario en chándal cuando le apetece como C. Tangana o incluso de presentarse así en una gala como Rosalía o el estadounidense Travis Scott. Ese discurso de "todo vale si me representa", de convertir lo vulgar en algo que lo haga molar, ha hecho que todos nos enviciáramos al trap hasta elevarlo a lo más alto. Necesitábamos esa dosis de punk de estar por casa para no sucumbir al postureo artificial.

¿Quién nos iba a decir que los traperos coparían las portadas de las revistas musicales y las carteles de los grandes festivales? Nadie. Ni el Nostradamus. Y aún así fíjate: Mala Rodríguez, Nathy Peluso o Aneguria compartirán escenario durante el próximo MTV Music Week de Bizkaia con artistas megamainstream como Muse, Crystal Fighters o Wolf Alice. Ellas pondrán voz a una generación que clama por autenticidad. Una que batalla por quitarse los complejos de encima para ser y hacer lo que le pide el cuerpo sin importarle lo que los demás, también ansiosos por hacer lo mismo, puedan pensar.

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Y esta filosofía de vida lo está invadiendo todo. De hecho, Beefeater Pink organizó hace poco un concurso para darle un buen toquecito punk al MTV Music Week del próximo 29 de octubre: los ganadores, ya anunciados, podrán colarse by the face, y en chándal si les apetece, en las áreas privadas del festival donde los artistas se acicalan para los conciertos. La naturalidad como transgresión. Un Beefeater Pink, como lo describen desde Beefeater. Si los famosos instagramers pueden, tú, milenial empoderado, también.

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Es como cuando dices que no te molaría nada montarte en uno de sus autobuses urbanos que hacen tour por la ciudad porque te sientes como un jublado cuando en el fondo lo estás deseando. Como todos, vaya. Y Beefeater está empeñado en desenmascararlo. Durante la MTV Music Week podrás montarte en el bus rosa de Beefeater para realizar un Pink Tour por todo Bilbao donde además serás retado a participar en un sorteo de kits de merchandising oficial, otra cosa que fingimos que no nos mola pero nos encanta en secreto. Y no pasa nada. En serio. Basta de aparentar ser guay todo el tiempo. Relájate y punkea un poco.