El planeta invisible del Sistema Solar que los científicos no logran encontrar

Es la teoría del Planeta 9, que durante algunos años se creyó que se había resuelto con el descubrimiento de Plutón, aunque luego resultase que no

El noveno planeta del sistema solar. Durante muchas décadas se creyó que era Plutón, pero en 2006 se le quitó el título y se le bajó de categoría, dejándonos con, simplemente, ocho planetas. Plutón fue descubierto en 1930 y consiguió el título de noveno planeta porque era un descubrimiento que científicos desde el siglo XIX llevaban buscando. El más insistente fue Percival Lowell, un escritor que hizo muchísimas suposiciones astronómicas erróneas creyó que había encontrado aliens en Marte y que Venus tenía una forma diferente, aunque era todo culpa de que usaba un telescopio de mala calidad, pero algunas correctas: Urano y Neptuno tenían una órbita extraña, como si hubiera un noveno planeta cuya gravedad les obligase a moverse de forma errática.

Murió de una crisis nerviosa a los 61 años, después de pasar 10 años intentando demostrar esta teoría, la única con sentido de todas las que propuso, pero no lo logró. Dejó toda su fortuna a la investigación científica, y no fue en vano: una década después, sirvió para encontrar a Plutón, que durante unos años fue considerado este noveno planeta. Pero tras entender mejor a Plutón y ver que era un planeta muy pequeño, llegaron a una conclusión: Plutón no tiene la fuerza para desviar dos gigantes como Neptuno y Urano.

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La teoría de Lowell quedó del todo descartada en 1989, porque tras descubrir que Neptuno era más ligero de lo que se pensaba, calcularon que su órbita era la que tenía que ser. “Lowell había provocado una búsqueda que en realidad nunca tuvo sentido”, comenta la BBC, que se hace eco de esta historia. Pero volvió a resucitar cuando Plutón fue relegado a planeta enano. Es decir, cuando empezaron a descubrir otros enanos más allá de Plutón, vieron que había cuerpos celestes que hacían rutas extrañas alrededor del Sol. Por ejemplo, el Sedna, con un 40% del tamaño de Plutón y situado más allá del cinturón de asteroides que rodea el Sistema Solar, tiene una órbita alrededor del Sol tan extraña y con tantas deambulaciones que tarda 11.000 años completarla. “La última vez que Sedna estuvo en su posición actual, los humanos acababan de inventar la agricultura. Es como si algo tirara de Sedna y lo arrastrara alejándolo”, añade la BBC. Y no era el único: hasta seis objetos celestes más haciendo tumbos extraños.

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En 2016, Mike Brown, el mismo que acabó con Plutón como planeta, firmó un artículo con otros científicos que afirmaba que estos planetas enanos se movían de una forma que solo tenía sentido si había un planeta de entre 5 y 10 veces el tamaño de la Tierra que los influía. “Las probabilidades de que este movimiento sea fruto de la casualidad y no la influencia de la gravedad de un planeta grande es del 0,007%”, añadía el estudio. Pero, si el Planeta 9 está ahí… ¿por qué nadie puede verlo? Hoy en día ya han detectado 19 objetos que tienen una órbita que depende de su gravedad. ¿Cómo produce esta huella fantasmal? En parte, porque no tenemos la tecnología correcta: solo hay una máquina en todo el mundo capaz de encontrar una luz tan lejana como esa, y debería estar en acción 24/7 dedicado a esta misión imposible.

En teoría, según los científicos del estudio, en 2 años se podrá encontrar porque se inaugurará un proyecto astronómico nuevo. Pero existe otra posibilidad, y es que no aparezca porque no brilla, otra de las probabilidades contempladas: que sea un agujero negro primordial, esos agujeros originados en los primeros años de vida del universo, una idea para nada disparatada debido a la fuerza que tiene. El problema, por supuesto, es que no veremos nada: “es como una aspiradora [aunque la Tierra no corre peligro, porque el Sol tiene más fuerza gravitatoria que el agujero negro]. Absorbe todo lo que entra en su radio, incluso la luz. Son lo bastante densos como para no dejar escapar ninguna luz. Son la negrura en estado puro”. Y eso significa que probablemente ningún telescopio lo verá.