Esta Es La Maravillosa Experiencia Que Cambiará Tu Vida Para Siempre

El mundo del voluntariado está lleno de tópicos e idealismos. Wikipedia nos cuenta que el voluntario trabaja por una comunidad por decisión propia y libre. 

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Lo que nadie te cuenta sobre ser voluntario es que te cambia la vida. Tus problemas se relativizan, tus prejuicios disminuyen y tu paciencia se multiplica al infinito. Ayudar a alguien en tu tiempo libre, porque lo sientes sinceramente y de forma desinteresada es menos fácil de lo que parece. Si eliges por ejemplo, colaborar con personas discapacitadas, en tu mente se parece a: “voy a pasar una tarde divertida con chicos de síndrome de Down que se despedirán de mí con un abrazo y estarán deseando que vuelva”. La realidad se parece más a: “me han hablado todos a la vez, he perdido a un par de chicos del grupo de vuelta a la asociación, me han hecho preguntas que no he sido capaz de responder y estoy más cansada que el día que intenté correr una maratón, y a pesar de todo, sin saber porqué, estoy deseando volver a verles”.

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Pruébalo, una sola vez, a ver qué pasa. A lo mejor decides no volver porque mientras intentabas hablar con ellos sentías que estabas perdiendo el tiempo y que no aguantabas más sin mirar el móvil. O a lo mejor, descubres que esa porción que has ofrecido también ha sido una inversión en ti. Ese trocito de día te ha podido dejar un sabor agridulce: una parte positiva que te dice que estás construyendo algo bueno por alguien y otra parte más amarga que te plantea si esos problemas que tanto te agobian en la cotidianidad tienen en realidad importancia.

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Aquellos que vuelven una segunda vez suelen quedarse a largo plazo. Casi todos empujados por un pensamiento clave: “quizás, sólo quizás, soy más afortunado que la media y no estaría mal ayudar a que otras personas vivan mejor”. Esa reflexión es solo la punta de un gran iceberg que irá profundizando en tu interior para restárselo a otras zonas, como por ejemplo la del egoísmo o la de la falta de empatía. Por eso ser voluntario también es una cuestión de superación personal: porque los madrugones, los esfuerzos para ayudar a caminar a otros, la constancia para escuchar siempre a los que lo necesiten -incluso cuando no te apetezca- y el cariño desinteresado, van haciendo mella. Y de repente, sin que fuera tu intención, tu visión de las cosas ha cambiado: ya no ves igual las injusticias, ni las noticias, ni los problemas.

No habrá sido un camino de rosas, eso te lo aseguro: como en todas las relaciones humanas habrá malentendidos, momentos malos, expectativas defraudadas y diferencias, eso es innegable. Pero lo que quiero que entiendas, por encima de todo, es que ayudar nos hace más humanos.

Crédito de la imagen: sonati.org