‘Machismo callejero’, la cuenta de Instagram que deja el sexismo diario al descubierto

Dos barcelonesas han creado una cuenta de Instagram con la que están denunciando el machismo que las mujeres sufren en la calle

Meses atrás Marta y Sara, de 29 y 25 años, se besaron delante del Bar La Principal de Barcelona cuando un hombre se les acercó preguntándoles si se podía unir a ellas. Su repudio no sirvió de nada. No desistió en seguir ofendiéndolas al decirles repetidas veces lo guapas que eran. Ni siquiera cuando Sara sacó su móvil para retratar la escena. “Me vine arriba y le grabé para subirlo a su móvil una cuenta de Instagram con la que reivindican los derechos del colectivo su móvil.

Se generó tanto debate que pensamos que debíamos abrir otra cuenta. Hacer un llamamiento a todas las chicas que hayan registrado acosos en la calle para compartirlos en la red.  Y así nació Machismo callejero”, explica Sara.

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Algo que asumimos como normal y que, en ocasiones, "no interpretamos como sexismo porque está demasiado arraigado a la sociedad", es como Marta define al machismo callejero. Es por ello que con esta iniciativa no persiguen más objetivo que denunciar una actitud que nunca nadie tendría que haber enarbolado. 

Un hombre fotografiando las bragas de una mujer que luce un vestido por la calle. Otro faltando al respeto a una pareja de chicas a base de premisas como: “Los niños flipan”, “tenéis que comeros la boca porque sois dos pedazos de feas” y “que vergüenza Dios”. O un tercero intimidando en el tren a una chica al morderse y lamerse los labios mientras la mira fijamente, son algunos de los vídeos que han conformado una iniciativa que exige a gritos que ya basta de cosificar a las mujeres.

A pesar de la gravedad de estas imágenes, Sara y Marta no pueden evitar señalar a uno de los vídeos como el más impactante de todos. El escenario fue un tren, la víctima una chica con un escote ‘enorme’ y el pervertido un hombre que le dijo varias veces “vaya tetas” para terminar tocándoselas. 

Aquello no fue lo que más chocó a Sara. “Un chico que conozco me dijo: ‘bueno eso está fatal, ¿pero qué pretendía con ese escote?’ Yo respondí: ‘ Pues nada, ir por la calle’. Si es lo quiere ponerse que se lo ponga. Yo soy lesbiana y a mí ni me molesta ni me provoca. ¿Por qué a un hombre sí?”, cuenta indignada.

Asegura que este chico no pretendía culpabilizar a la víctima, sino “alegar que si existe este problema social, mejor que no se vista así”. Pero esta idea no hace más que convertir a la igualdad de género en un horizonte remoto. Algo que se acentúa por el hecho de que el machismo también se palpa entre parte de la gente joven.

¿La razón? Ellas opinan que se debe a que es lo que han escuchado en casa y que son esclavos de una falta de formación y de la existencia de un miedo, de una fobia hacia el feminismo. “Primero llegó la homofobia. ¿Ahora podríamos estar ante la feminifobia?”, se pregunta Sara.

El caso de ‘La Manada’ nos ha recordado que muchas mujeres no se atreven a denunciar ni las violaciones ni los acosos porque tienen muchas probabilidades de acabar siendo señaladas como culpables.  Aunque la gravedad de los contenidos que Marta y Sara publican se alejan mucho de los sucesos que han destrozado la vida a la víctima de aquellos Sanfermines, están consiguiendo concienciar a la gente sobre las vejaciones que sufren las mujeres. 

“La gente está debatiendo a través de los comentarios y creo que esto es una forma de abrir los ojos a hombres y mujeres que ni siquiera se dan cuenta de lo que estamos sufriendo. Es una buena herramienta”, sostiene Marta.

A pesar de que recuerdan que el hecho de vivir en un mundo liderado por hombres hace que el cambio sea aún muy difícil de materializar, tienen esperanza. Una que se entrelaza entre las nuevas generaciones y publicaciones en las redes sociales que reivindican que las mujeres nunca tendrían que haber sido tratadas de este modo. Que nunca nadie tuvo potestad para tocarlas, intimidarlas o mirarlas sin su consentimiento.