Lecciones que he aprendido en tres años dando la vuelta al mundo en bicicleta

El italiano Davide Travelli empezó su travesía hace tres años en Alaska y pretende seguir otros tres años más

Llorando bajo el sol de algún lugar perdido en el desierto de Namibia y con su bicicleta hecha pedazos, Davide Travelli está a punto de abandonar la aventura de su vida. Desde hace exactamente 954 días, este italiano de 39 años ha pedaleado 35.000 kilómetros atravesando el continente americano desde las costas árticas de Alaska hasta el extremo más meridional de la Patagonia argentina y, posteriormente, ha atravesado el Atlántico para emprender una nueva ruta desde Sudáfrica hasta Egipto. 

Por el camino se ha enfrentado al frío y al calor extremos, a un oso grizzly enorme, dos pumas que le acecharon en la jungla de Guatemala y unos atracadores que casi acaban con su vida en el desierto de la Guajira en Colombia. Pero también a las sonrisas, a la hospitalidad, a la curiosidad y a la amistad de todas las personas que ha encontrado en su camino. Gracias a su canal de Youtube y su cuenta de Instagram cualquiera puede acompañar este ya eterno periplo de Davide que no concluirá hasta que consiga su sueño de dar la vuelta al mundo en bicicleta.

Desde la seguridad de una casa en Wolvis Bay Namibia en la que ha encontrado refugio gracias a plataformas como Warmshower o Couchsurfing, Davide explica por qué abandonó su trabajo como consultor financiero en Dublín para lanzarse a recorrer el mundo y, lo más importante, todo lo que tres años pedaleando le han enseñado sobre su propia vida. 

Tenías un buen empleo, una vida cómoda y todo lo que se puede desear y, sin embargo, escogiste pasar algunos de los mejores años de tu vida pedaleando. ¿Por qué? ¿Cual fue tu motivación?

Es evidente que no todo el mundo puede o está dispuesto a dedicarle varios años de su vida a un proyecto como este. La forma de explicarlo es que cuando me subí en la bici tuve una sensación de libertad que jamás había experimentado antes y esa forma de vida sencilla, ese minimalismo, te atrapa. Llevo todo lo que necesito encima: un par de camisas, un par de pantalones y mi única posesión fija es la bici, siempre estoy dejando cosas atrás para ir más ligero. Puedo decir que nunca me había sentido tan feliz y satisfecho en mi vida como ahora. Mi única motivación era hacer una gran aventura y ser feliz realizándola y lo mejor es que lo estoy haciendo.

Supongo que un cambio tan radical no fue fácil de digerir… ¿Cómo fueron los primeros días?

Fue durísimo, la verdad. Al salir de Alaska tuve muchísimos problemas: el clima era durísimo, era todavía invierno y tuve hipotermia varias veces. Pero lo peor fue cuando me encontré cara a cara con un oso Grizzly el tercer día de viaje. Me salvé de milagro pero me pasaron tantas cosas al empezar que empecé a llorar. Lloraba y pedaleaba, lloraba y pedaleaba. El primer mes y medio fue durísimo por el clima hasta que llegué a Vancouver, Canadá.

Vaya, eso no suena precisamente al sueño de libertad del que hablabas.

Es que no lo era. Había salido de viaje para sentirme libre y no lo estaba sintiendo para nada. Lo peor es que para conseguirlo había involucrado a muchas personas como amigos, asociaciones de beneficencia, etc. Sentía que no podía parar el viaje porque no había logrado ni completar la primera semana. Me sentí muy mal, sentía que les estaba estafando a todos, que había fallado. Nunca olvidaré ese frío mientras pedaleaba y lloraba y lloraba.

¿Volviste a tener encuentros no deseados con animales salvajes?

Claro, es algo inevitable si estás en la naturaleza. En Europa no somos muy conscientes de los peligros porque no hay nada ahí fuera que pueda dañarte. Pero en Alaska, por ejemplo, hay osos, alces, bisontes que también son muy peligrosos. Hasta me encontré dos pumas en la selva de Tikal, en Guatemala. Aquí en África sé que tendré que tener cuidado con los leopardos, con los monos babuinos y sobre todo a partir del norte de Namibia en Zambia y Botswana me encontraré con elefantes que son extremadamente peligrosos si te encuentras con ellos.

¿Has llegado a pasar miedo? Y no me refiero solo a los animales.

Cuando vives con lo puesto el miedo se pasa cada día. Miedo a no encontrar agua, a no tener comida, a no encontrar un lugar donde montar la tienda por la noche. Hay mucho miedo todo el tiempo. Si me preguntas si sentí miedo de otros hombres debo decir que desde Alaska hasta la Patagonia me encontré con cientos de personas que me ayudaron con comida, con lo que pudieron. Obviamente que también me pasaron cosas malas, me atracaron tres ladrones en el desierto de la Guajira en Colombia y quisieron matarme, pero es algo de lo que prefiero no hacer una bola porque podría haberme pasado en Italia o España. Las cosas malas te pueden pasar en cualquier lado.

 

26/12/2017 day866 Carretera Austral, pausa. #LagoGeneralCarrera #CarreteraAustral #Patagonia #Chile #Alaska2Patagonia ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ‎‎‎‎#adventure #bici #bike #bikelife #bikeporn #biketouring #cicloturismo #bikepacking #cycleporn #travelbybike #worldbybike  #travel #viaggio #bikewander #wanderlust ‎#pedalforever‎ #adventurecycling #surlybikes #cicloviaggio #cicloviaje #italian

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Mas que superar el miedo parece que tu solución ha sido convivir con él, ¿no?

Exacto. El miedo es parte de la psicología humana y está ahí por una razón: ayudarte a sobrevivir. En una aventura como esta resulta una bendición porque, si no lo tuvieras, estarías haciendo un montón de tonterías que podrían incluso matarte. Hay muchos peligros en el mundo, en la naturaleza, en lo hombres, no voy a negarlo, pero el 99% de la gente que me he encontrado es buena en todos los países. Lo importante es que cuando te pase algo malo no tomes tu próxima decisión desde el miedo.

Llevas tres años con la única compañía de tu bici, el resto ha sido gente que has ido dejando atrás con los kilómetros y las fronteras, ¿cómo es llevar una vida tan solitaria?

Realizar un viaje como este supone pasar mucho tiempo solo, descubriéndote, dialogando contigo mismo. Siento que me conozco mucho más ahora que cuando salí. Precisamente creo que uno de los principales miedos a superar es el miedo a la soledad. Y es que yo no me siento solo cuando estoy en la soledad, es más, siento que eso es un privilegio. Todo el mundo está pendiente cada día, cada minuto de su móvil o su portátil, cuando no es uno es otro. Siempre comprobando las notificaciones de WhatsApp, los grupos, Facebook, Instagram.  La realidad es que la mayoría de las personas no tienen tiempo para ellos mismos porque siempre tienen que estar compartiéndolo con los demás, por eso creo que la soledad es un privilegio que tengo. 

Conozco a más de un@ que se moriría si le dejas sin datos o WiFi más de 24 horas… ¿Crees que todos necesitaríamos desconectar más?

El tema es que la mayoría ni se dan cuenta de que necesitan dedicarse ese tiempo de desconexión, de estar con ellos mismos. Muchos buscan estos momentos a través de la meditación y es algo muy positivo, pero la necesidad de hacerlo surge justamente de la falta de esos momentos con ellos mismos, de dejar un día el móvil en casa y salir a la montaña a pasear sin sacar selfies para ponerlas en las redes sociales.

¿Qué has aprendido pasando más tiempo contigo mismo? ¿te ha mejorado como persona?

No sé si mejor persona pero sí una persona más consciente. Llevar tres años concentrado en solucionar estas cosas cada día me ha hecho darme cuenta de que, en cierta manera, me he vuelto más egoísta. No tienes tiempo para atender a las personas que quieres o para escuchar sus problemas que también los tienen. Además me pasaron cosas difíciles, perdí un amigo, lo dejé con una chica, etc. Muchas cosas que me hicieron replantearme el proyecto. También pienso en mis padres que son mayores y que algún día no estarán, entonces no sé, ya son tres años de carretera y para dar la vuelta al mundo serían otros tres o cuatro más. Es por eso que quizás cuando llegue a Egipto tomo la decisión de hacer primero Europa y así estar más tranquilo y más cerca de mi gente. Quizás paso algunos meses en Italia para descansar pero el objetivo de la vuelta al mundo sigue firme.

¿Hay algún momento o una escena que se te haya quedado grabada a fuego en la memoria?

Cientos, pero es la sonrisa de las personas humildes que, si bien apenas tienen para comer, no dudan en recibirte en su casa, si es que la tienen, y ayudarte con lo que puedan aunque solo sea para montar la tienda de campaña por la noche. Cuando una persona deja de comer su comida para ofrecértela sin tú ni siquiera haberle preguntado es algo que no se olvida. Más que los lugares, lo que yo me llevo en el recuerdo son las personas. La naturaleza es increíble en cualquier país, pero lo más increíble son las experiencias con las personas.

Probablemente algunos de los que lean tu historia piensen que tan solo eres un hombre blanco y rico paseándose por países del Tercer Mundo con su bici y su discurso de superación. ¿Eres consciente?

Claro, la mayoría de las personas lo entienden así y es algo que comprendo y respeto. De hecho, en Latinoamérica muchas personas no entendían que realmente había momentos en los que no tenía recursos. Gente muy humilde a la que le explicaba lo que estaba haciendo, que ya me había gastado mi dinero y cómo me ganaba la vida para poder continuar. 

Exacto, más allá de las donaciones en redes sociales, el crowdfunding o que alguna marca te esponsorice, ¿cómo te lo montas para financiarte cuando estás en medio de ninguna parte?

Vendía dibujos en acuarelas por restaurantes y bares o redes sociales. Tampoco gastaba en cerveza, solo comía lo más barato. Además hago representaciones y charlas en escuelas explicando mi proyecto y contando mis experiencias. El otro día en Namibia tuve 400 estudiantes escuchándome. Es difícil para ellos porque piensan que los blancos siempre tienen recursos, pero intento trasmitir a los estudiantes que la falta de recursos no es la que te limita sino la falta de creatividad para montarte la forma de alcanzar tus sueños. Si hay algo bonito es que todos queremos cosas diferentes de la vida.

¿Es solo un sueño o también pretendes demostrar algo a alguien?

No, no tengo que demostrar nada a nadie pero soy una persona que cuando dice ‘voy a pedalear desde Alaska a la Patagonia’ lo hago. Necesito lograr lo que pasa por mi cabeza, pero no por los demás. Evidentemente uno desarrolla sus redes sociales e intenta mostrarlo todo bonito, aunque la realidad es que solo me importa lo que piensen mi familia, mis amigos y, sobre todo, yo mismo. Todo lo hago para mí. Podrá sonar una tontería, pero desde que era pequeñito leía a Julio Verne y soñaba con protagonizar esas historias, algo que poder compartir con mis hijos y nietos.

¿Y qué le dirías a tu nieto/a si algún día decide imitarte y se lanza a recorrer el mundo en bicicleta?

Le diría que salga de casa sin miedo, que intente abrir su corazón y recorrer el mundo con una sonrisa porque es entonces cuando los demás lo recibirán con otra sonrisa y todo el apoyo.

Para acabar, ¿cuales serán tus próximos pasos?

Ahora estoy en Wolvis Bay, un puerto de Namibia y empecé desde el Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, un poco más al sur de Ciudad del Cabo. Después cuando llegue a la frontera con Angola empezaré a ir hacia el este para ir subiendo con dirección a Egipto. El motivo de hacer esta ruta es que me ahorrará más de mil dólares en visados. Una vez en Egipto el plan era sacar un visado para Arabia Saudí y seguir hacia Jordania, Irak… pero como ya dije lo más seguro es que pase algún tiempo en Europa para tomar fuerzas. A veces para avanzar hay que saber dar un paso atrás.