Ser homosexual todavía es tabú: así es la homofobia entre agentes de policía

Chistes, insultos, burlas y expresiones como “maricones y tortilleras” cada santo día. Esa era la odisea que la agente Sonia Vivas vivió durante el par de años

Chistes, insultos, burlas y expresiones como “maricones y tortilleras” cada santo día. Esa era la odisea que la agente Sonia Vivas vivió durante el par de años 2007 y 2009 que permaneció en la unidad motorizada de la Policía Local de Palma de Mallorca. Cansada de soportar el maltrato por parte de dos sus compañeros y tras haber tenido que recurrir a la ayuda de un psicólogo, a finales del verano de 2016 Sonia decidió presentar una denuncia por vejaciones homófobas.

Aunque sus compañeros acabaron en prisión preventiva —por las graves amenazas que le dirigieron tras la denuncia— la Audiencia de Palma acabó por aceptar el recurso y les liberó el pasado mes de marzo, eso sí, con una orden de alejamiento de 500 metros de Sonia. Este es solamente uno de entre los más de 500 casos de delitos de odio con motivación homófoba que, según datos de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales FELGBT se producen cada año en España.

Sin embargo, deja claro que las fuerzas de seguridad del Estado no son una excepción cuando se trata de homofobia. Para conocer de primera mano el sufrimiento que padecen nuestros policías bajo el silencio que impone el uniforme y la placa, hemos hablado con Isabel Tapia, presidenta de la Asociación de Policías Gays y Lesbianas Gaylespol que nació en 2006 con el compromiso de garantizar los derechos del colectivo LGTBI tanto dentro de los diferentes cuerpos policiales como fuera de ellos.

Código Nuevo: Aunque parezca mentira, en pleno s.XXI muchas personas que ingresan en la Policía, Guardia Civil, etc. prefieren ocultar su orientación sexual por miedo a la etiquetas. ¿En qué medida está cambiando esto, si es que está cambiando?

Isabel Tapia: Sí está cambiando, pero más lentamente de lo que quisiéramos. Los cuerpos policiales van siendo, poco a poco, más ‘abiertos de miras’ y se están convirtiendo más en el reflejo de la sociedad diversa en la que vivimos. Sin embargo, aún no hemos llegado al punto en el que la orientación sexual de un/a policía no importe para su consideración como profesional, incluso, entre los propios compañer@s. Esta es una batalla que aún se está librando de forma interna, pero no nos engañemos: queda mucho que cambiar aún.

CN: ¿Se acepta de igual manera a los agentes gais y lesbianas dentro del cuerpo?

IT: Parece que somos mejor aceptadas las agentes lesbianas, por presuponernos un rol más ‘masculino’, más ‘fuerte’, que cuadra más con la profesión policial. En cambio, a los agentes gais les cuesta más ‘salir del armario’ ya que suelen sufrir de forma general más el rechazo, o como mínimo la desconfianza, de sus compañeros. La realidad que algunos no quieren ver es que la orientación sexual de un/a agente de policía no tiene nada que ver con su profesionalidad.

CN: ¿Qué ocurre en el caso de los agentes transexuales?

IT: Ya tenemos agentes transexuales dentro de algunos cuerpos de policía: podemos poner el ejemplo de la agente de los Mossos d'Esquadra y socia de Gaylespol, Marta Reina. En estos momentos Marta se mantiene en activo mientras finaliza su transición a su verdadera identidad sexual como mujer. Y, como ella, existen algun@s más que no se han dado a conocer. La realidad es que son pocos los casos que se muestran y que siguen causando sorpresa dentro de las mismas organizaciones policiales.

CN: ¿Cuál sería el siguiente paso para seguir avanzando contra la discriminación en el seno de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado?

IT: El llegar a la total aceptación de cualquier agente, sin cuestionamientos, sin tener en cuenta su orientación o identidad sexual de forma interna, sea cual fuere.  Y que, a su vez, se sepa atender respetuosa y adecuadamente a cualquier componente del colectivo LGTBI que acuda a la Policía a consultar un posible problema que haya podido tener, y/o a presentar denuncia por cualquier acto discriminatorio del que haya podido ser víctima.

CN: No obstante, muchas personas continúan asociando a la Policía más a un papel represivo que al de defensor de los derechos LGTBI…

IT: Por desgracia, aún pesa mucho el pasado ‘represivo’ de la Policía. Desde Gaylespol hemos querido hacer entender a la ciudadanía que dentro de la misma policía también se da la diversidad sexual y que nos sentimos cerca de ella por este motivo, porque ‘también les entendemos’ en el doble sentido de la expresión. Además, venimos trabajando con jóvenes mediante charlas que hemos realizado en colaboración a algunas asociaciones LGTBI. Cada vez somos más cercanos.

CN: A pesar del trabajo de concienciación de todo el colectivo LGTBI, en España la homofobia continúa siendo solo un agravante, ¿consideráis que debería ser considerado un delito?

IT: Rotundamente sí. En la actualidad, el Código Penal solamente castiga los diferentes delitos que pueden componer la homofóbia mediante la aplicación de la agravante genérica de discriminación del art. 22.4. La legislación debería cambiar, dándole personalidad y articulado propios a todo lo relativo a la homofobia, delitos de odio y discriminación. Pero, de momento, las instituciones no están por la labor.

CN: ¿Tenemos un marco legislativo demasiado laxo con los delitos de odio en comparación con otros países?

IT: Nuestro país es pionero en el reconocimiento de los derechos al colectivo LGTBI respecto a otros países europeos y del continente americano de los países árabes, africanos y asiáticos ni hablemos. Sin embargo, por lo que sabemos y conocemos por medio de los contactos con nuestros compañeros de organizaciones europeas similares a la nuestra, podríamos afirmar que se castiga con penas similares los mismos delitos de odio. En general, tanto en España como en los países vecinos, no contamos con legislaciones todo lo fuertes que quisiéramos contra estos delitos.