Así es la difícil realidad de quienes lo dan todo por combatir la esclavitud animal

Muchos jóvenes dedican su tiempo, esfuerzo y dinero en rescatar animales enfermos de granja y cuidar de ellos en santuarios contra la esclavitud animal.

Para quienes redactan las leyes prácticamente no existen. Para las grandes empresas son una propiedad que poder explotar con crueldad hasta obtener millones y millones de euros de beneficio. Y, para la gran mayoría de personas, son simple y llanamente comida. Sin embargo, para muchas personas, y especialmente para muchos jóvenes concienciados, los mal llamados animales de granja son mucho más que todo eso: seres sintientes que desean vivir en libertad y no sufrir torturas continuas desde que nacen hasta que son mandados al animales para convertirse en productos de supermercado. Por eso dedican su vida a cuidar de ellos.

En lugar de pasarse las tardes viendo Netflix , muchos jóvenes han decidido emplear su tiempo, su esfuerzo y en muchas ocasiones su dinero para rescatar de una vida miserable a todos esos animales que solemos llamar alimento: vacas, ovejas, cabras, gallinas, cerdos... Y muchos de ellos han unido energías para levantar y trabajar en auténticos santuarios donde sanar y dar cariño a estas criaturas. En nuestro país no hay uno ni dos ni tres de estos maravillosos lugares, hay más de una veintena. Y, muy pronto, habrá uno más: el santuario animal Almas Veganas.

Hablamos con Gloria Moreno, cofundadora y portavoz del futuro santuario, sobre las motivaciones que la han llevado a emprender un proyecto tan sacrificado: "Tanto mi compañera como yo nos sensibilizamos mucho tras descubrir el horror que sufren los animales de granja y nos hicimos veganas. Luego comenzamos a practicar activismo en la calle y a dar charlas de sensibilización para que la gente comprobara con sus propios ojos las barbaridades que suceden en los mataderos. Y, más tarde, surgió la posibilidad de que nos cedieran un terreno, abrazamos la idea del santuario y nos animamos a construirlo".

Aunque, de momento, el santuario Almas Veganas no es más que un sueño. La asociación fue fundada hace un año y, desde entonces, el equipo voluntario no ha parado de realizar ferias y eventos para recaudar fondos, pero las dificultades para sacar adelante un proyecto así son enormes. No en vano, uno de los principales santuarios españoles, el Santuario Compasión Animal, lleva meses haciendo un llamamiento a la donación para poder hacer frente a la compra del terreno que llevan usando durante más de cinco años. Si nadie hace nada por remediarlo, todos los animales que viven allí quedarán pronto sin hogar.

El caso de Almas Veganas es parecido pero parten con ventaja. "Nosotras sí tenemos el terreno. En concreto siete hectáreas situadas en Lladurs Solsona, Cataluña, una zona privilegiada rodeada de bosques que asegura a los animales rescatados una calidad de vida digna, libertad, alimento y cuidado veterinario y emocional", cuenta Gloria que admite, con cierta tristeza, que "todavía está todo por construir". Así que necesitan voluntarios que formen parte del equipo y donantes para conseguir los materiales ecológicos con los que piensan montar todo el santuario. Pero es difícil, muy difícil.

"Todos los proyectos son complicados, pero este más si cabe. Porque aunque la concienciación avanza, hay aún hay mucha desinformación y mucha gente que no apoya la causa", explica esta activista que, no obstante, jamás se permite el lujo de rendirse: "Hay donaciones pero siempre hay más gastos que ingresos. Y los santuarios no reciben financiación pública de ninguna clase. Cero. Pero las personas siempre se adelantan a los políticos. Sabemos que es un proyecto ambicioso y que será difícil sacarlo adelante, pero no es imposible y nosotras vamos a luchar por conseguirlo. Solo tenemos que ir paso a paso. Sin prisas".

La financiación de este proyecto, totalmente altruista y sin más recompensa que la felicidad de los animales, depende de las donaciones, las ventas en mercadillos y las camisetas que imprimen gracias a una máquina digital que han conseguido comprar. Y es que, como cuenta Gloria, "Almas Veganas lo están poniendo en marcha cuatro personas que trabajan en empleos precarios y que no tienen fondos propios". Una tarea titánica movida por la empatía que implica no solo construir el santuario sino además mantener y sanar a los animales rescatados, normalmente criaturas enfermas que son cedidas por los granjeros cuando no son rentables y van a dejarlos morir.

Antes de acabar, recalca un aspecto muy importante del futuro santuario Almas veganas: "Somos un santuario vegano pero también feminista y antirracista. La idea es que este santuario sea una intersección de luchas, porque igual que defendemos a los animales debemos defender las otras opresiones que tienen lugar en el mundo. Luchamos por todas las liberaciones necesarias". Quizá tú no tengas tiempo o la voluntad necesaria para emprender proyectos como este, pero seguro que estás de acuerdo con las palabras de Gloria. Por suerte, hay otras formas de ayudar: donaciones, compras en la tienda de los santuarios o voluntariado.

Desde luego, un mundo más justo depende de personas como Gloria. Pero también de ti.