Por qué tu cerebro tarda tanto en arrancar por las mañanas aunque ingieras litros de café

El fenómeno escondido tras este empanamiento se llama inercia del sueño y no podemos hacer nada contra él salvo tener paciencia

Despertarse por las mañanas es entrar en un modo zombie donde las ideas circulan espesamente por un cerebro aletargado. Esta empanada mental nos afecta a todos y, por desgracia, tarda en disiparse mucho más de lo que nos gustaría. Para nosotros, que tenemos que enfrentarnos a la exigencia del curro o de la universidad, pasa una auténtica eternidad. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de California acaba de descubrir mediante un estudio qué mecanismo se esconde tras este aturdimiento: se llama inercia del sueño y, como indican los propios autores, hay poquito que podamos hacer contra ello.

Para llegar a esta conclusión, los científicos hicieron que 34 participantes se echaran siestas de 45 minutos donde ingresaban en dos periodos de sueño profundo conocidos como N2 y N3. Cinco minutos después de despertarse, debían resolver una prueba matemática y, 25 minutos después, otra prueba más. Como era de esperar, los participantes cometían más errores nada más despertar, y los escáneres cerebrales indica por qué: incluso aunque el cuerpo de los participantes estuviese despierto y en movimiento cinco minutos después, sus cerebros seguían dormidos en determinadas capacidades.

"Cuando nos levantamos del sueño, nuestro cerebro no cambia inmediatamente de un estado de sueño a un estado de pleno despertar, sino que pasa por un período de transición llamado inercia del sueño. Durante este período, el cerebro cambia progresivamente del sueño a la vigilia normal, y también lo hace nuestro rendimiento cognitivo", dice a Inverse el autor principal del estudio, Raphael Vallat, que cifra en unos 30 minutos el tiempo que necesita nuestro cerebro para recuperar la “segregación funcional”, esto es, su capacidad para oscilar entre los modos mentales enfocado y no enfocado.

Por desgracia, y según el propio Vallat, no hay mucho que podamos hacer para acelerar este proceso, ni siquiera la endiosada cafeína: “Hay algunos resultados que muestran que la cafeína aumenta la segregación funcional entre las redes de tareas activas y las de tareas negativas, mejorando así las capacidades del cerebro para cambiar entre estos dos modos, pero la cafeína tarda de 30 a 60 minutos en alcanzar su nivel máximo”. Es decir, que para cuando nos hace efecto ya hemos superado la inercia del sueño. Lo mejor que puedes hacer es tener paciencia y, según Vallat, “esperar unos minutos antes de tomar decisiones importantes”.