Xavier Sardà: 'Hay Que Insultar Con Un Mínimo De Imaginación'

Sin entrar todavía en materia, dejémonos llevar por un cierto esbozo general. ... Veamos ya algunos ejemplos de mensajes de dudoso talento, junto a otros de estilo más recomendable.

Extracto de 'Una historia de la mala leche', el nuevo libro de Xavier Sardà publicado por la editorial Espasa y disponible en las librerías a partir del 21 de febrero. Espasa.


Sin entrar todavía en materia, dejémonos llevar por un cierto esbozo general. ... Veamos ya algunos ejemplos de mensajes de dudoso talento, junto a otros de estilo más recomendable. Se diría que la música y los músicos, las canciones y los cantantes deberían generar armonía, entendimiento y fraternidad y todo eso. Pues resulta que la realidad se obstina siempre en desmentir la lectura poética de los hechos y las relaciones personales, y parece claro que todos somos sencillamente… ¿humanos?

Boy George sobre Madonna:

Un ser humano vil y horrible sin ninguna cualidad.

Ya veis que la pobre Madonna no tiene forma óptima de tomarse la frase. No es aquello de «¿En qué sentido lo ha dicho?» El cantante inglés es esencialmente espontáneo, categórico y arrebatado. Estamos ante la crítica iracunda sin la más mínima vocación de objetividad. «Si critico, lo hago con artillería pesada, y fuera matices». ...

El cantante inglés nos trae otra de sus profundas observaciones filosóficas, en esta ocasión sobre Elton John:

Con todo ese dinero y todavía tiene el pelo como una puta cocinera.

Que el líder de Culture Club hable de peinados y se meta con las cocineras en una misma frase resulta cuanto menos mejorable. No existen normas ni leyes sobre cómo debemos ir peinados, pero lo cierto es que, si existiesen, el peluquero de Boy George podría estar detenido.

De todas formas, lloraremos por Elton John y su pelo de «puta cocinera» en otra ocasión, porque él tampoco se corta cuando quiere «describir» al Rolling Keith Richards:

Es como un mono con artritis intentando subirse al escenario y parecer joven.

Espectacular y casi sin posibilidad de empeorar. ...

Sepamos que insultar siempre es la consecuencia de una incapacidad para mantener nuestro autocontrol. ¡Toma ya reflexión!. Por otro lado, resulta curioso que disfrutemos del insulto ajeno y tengamos tan poca tolerancia con el que se nos dirige personalmente. ... Muchos tenemos, eso sí, una tendencia morbosa a ponernos a veces de parte del que insulta. Es lo que se llama en psicología «recelo hacia el débil».

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Veamos cómo se despachó Kurt Cobain hablando sobre el grupo de hard rock Guns and Roses:

Son realmente unos tíos sin talento y escriben música de mierda, y son la banda más famosa del mundo ahora mismo.

¡No puedo creerlo! El líder de Nirvana categórico: música de mierda. Ni música vulgar, ni música chabacana, o vulgar o macarra o basta u hortera, no… «de mierda». En nuestra aproximación al ámbito de la mala leche, hay que hacer referencia a la intransigencia. Un intransigente es aquel que, a la hora de mantener una conversación donde afloran diferentes opciones a las suyas, se enroca y actúa sencillamente no cediendo en nada. Todos podemos ser mezquinos, debido al miedo latente a perder nuestra «autoridad» ante los demás y la reacción, en el mejor de los casos, puede ser verbalmente violenta.

Insulto viene del latín «insultare», que significa «asaltar» en sentido nominal, es decir, que viene de «saltus», y «desafiar» en sentido figurado, por ser un salto que se realiza contra otra persona. Eso dicen… Estando el asunto de las redes sociales en los arrabales del potencial delito y el insulto hortericida, nos dejaremos llevar por ejemplos de una mínima perspicacia aplicada a la vejación y al escarnio del prójimo.

No se trata de eliminar las críticas, sino de ofrecer instrumentos para que el insultante no quede como el tonto del pueblo. Creemos en la crítica y creemos en la burla, pero con un mínimo de esmero. En la Edad Media se desató un debate intenso en torno a si debía estar permitido reír. Esta polémica enfrentó durante cientos de años a la jerarquía eclesiástica que argumentaba que Cristo jamás había reído con el pueblo llano. Estimados lectores, crítica, burla y risa sí, pero con perspicacia e ingenio. No es tan difícil.

La gente termina siempre por condenar a los que acusa.

Balzac

Tenemos más ejemplos de la susodicha mala leche. Lily Allen, compositora, cantante y actriz inglesa, habló así de la bellísima cantante Cheryl Cole:

Quitarse la ropa, bailar sexy y casarse con un futbolista rico debe de ser muy gratificante. Tu madre debe de estar muy orgullosa…, estúpida puta zorra.

Hay un auténtico universo, en lo que se refiere a la utilización de animales como insulto. Según la siempre caprichosa, y a veces tremenda, tradición, tenemos:

— ZORRA, por su capacidad depredadora.

— VÍBORA, porque tiene veneno en su lengua.

— ASNO, por la tozudez y el temperamento basto.

— CERDO, por ser sucio y estar siempre rodeado de mierda.

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Sigamos con algún latigazo más, entrando de lleno en las procelosas inquinas raciales. ... Según el estudio publicado por Demos, Twitter registra hasta diez mil insultos racistas al día, solo en lengua inglesa. Vamos, mensajes no precisamente agradables contra una determinada raza o grupo étnico. Analizados más de ciento veinticinco mil tuits, se pudo concluir que uno de cada quince mil mensajes contiene algún término racista.

Otra pincelada de sinceridad dentro de nuestro apreciado hiperrealismo corrió a cargo del músico David Grohl, al opinar sobre la actriz, cantautora y pintora Courtney Love, casada con el ya citado Kurt Cobain. Grohl, no sé si después de pensarlo mucho, dijo:

Ella es una puta de mierda.

El lenguaje «vulgar», que deriva, naturalmente, de «vulgo», se define como: «Conjunto de la gente popular, sin una cultura o una posición económica elevada». ¡Injusto! Hay un lenguaje nefasto, perpetrado por snobs de pijolandia, que hace subir los colores. ...

No debemos olvidar que siempre afirmaremos que insultamos como reacción a otro insulto o a algo «insultante». Nadie considera que el insulto que profiere sea injustificado, aunque en el noventa por ciento de los casos es evidente que hay una clara desproporción, así como una falta absoluta de «justificación». ¡Apasionante! Volveremos sobre ello.