Todo lo que no nos encaja en el entorno de lo convencional y conocido, nos escandaliza mucho y enseguida. Por eso, a Willow Smith habría que inventarla si no existiera, porque su irreverente y joven presencia -su naturalidad- nos insulta. Nos hace ver, y de un golpe, nuestra corriente existencia.
Quizá sea por tener al intérprete del mismísimo Príncipe De Bel Air, Will Smith, y a la actriz Jada Pinkett como padres, pero en sus primeras apariciones públicas -junto a su hermano Jaden- ya apuntaba maneras. En Jaden, si pertenecieran a otra familia serían exactamente igual. Les seguiría importando nada lo que los demás piensen de ellos. Pero sea como fuera, lo innegable es que los pequeños Smith están tocando muy bien las teclas de cómo ir esculpiendo su propia marca. Atentos a ella, porque puede que llegue muy, muy alto.

Entre música empezó su carrera a los 10 años, películas y musicales, su corta vida está siendo una nube de fama y de tener que dar explicaciones por todo. Desde el principio, hoy y para siempre, la criticarán por descentrada y ambigua en pintas, por sus fotos sugerentes con hombres que le doblan la edad o de tatuajes en zonas íntimas. Nos demostró, otra vez, que no solo somos mojigatos, sino también muy vagos leyendo subtítulos y pies de fotos. Porque pocos de los que la criticaron, se percataron de que ella misma había escrito que el tattoo era de una amiga. De verdad, la de haters que esta pobre tiene y tendrá que soportar.

Como su hermano, la moda también la ve a modo de herramienta con la que transgredir las barreras imaginarias descritas en el mundo. Este, desde el que aún se la observa a la protección de la sombra descrita por sus exitosos padres. Solo hay que ver la manera tan personal de usar sus redes sociales, para observar que ella sí pertenece a ese mundo en el que -en nada- se convertirá en uno de los personajes más influyentes de la sociedad actual.
Willow nació ya multifacética y, por eso y porque puede, decidió probarlo todo. En 2007, con siete añitos, participó con su padre en el film I Am A Legend. Continuó su carrera cinematográfica a base de participaciones en series o películas. Aunque en 2011 aceptó figurar en el musical I Am A Legend, después se arrepintió. Según sus propias palabras, la llegada rápida de tanta fama, le obligó a pasar un tiempo de búsqueda de sí misma. Ojo, lo dice alguien de quince años.
Antes de eso, con diez años, se sumergió en la música con su primer single Whip My Hair. En 2013 publicó varios temas de inusitada madurez tanto musical como líricamente hablando titulados Sugar & Spice, Drowning y Find You. Y al contrario de lo que cabría esperar al inicio de su carrera, el despegue de la pequeña Smith se turbió de críticas otra vez. Ese verano comenzó una colaboración con DJ Fabrega, del que nacen The Intro y Summer Fling, canción muy criticada por el tono demasiado duro para ella, el abuso que hace de la palabra ‘fling’ y el falso acento británico que exagera.
Quién podía pensar, allá en el 2009 y en su debut, cantando -en homenaje a Michael Jackson- Man In The Mirror junto a sus padres durante la celebración del Premio Nobel De La Paz, que sus vidas terminarían siendo el centro del mundo. Fue su manera de decirnos ‘aquí nos ves por primera vez y recuérdanos bien porque lo nuestro va para largo’.
Pues no nos queda nada, Willow solo cuenta con esos quince añitos quién los pillara en los que celebras tu libertad y decides que lo mejor es hacer lo que te de la gana . Y quizá de ahí les venga tanta polémica. Ropas y complementos futuristas, cortes imposibles de pelo, locos makeups, ambigüedad genérica –bisexual ella y él gay–, excentricismo a raudales, feminismo y espiritualidad. Vamos, un cóctel transgresor más que apetecible.