Nació con una pierna más corta que la otra defecto que arreglaría posteriormente con una compleja operación y se crió en una especie de comuna hippy dirigida por el difunto yogui Sri Swami Satchidananda. Es un fanático de Dragones y mazmorras y su mote en la escuela, debido al asma que padecía y padece, era Weezer.
Este apodo se convertiría también en el nombre de su grupo. En 1992. Un proyecto dirigido personalmente en ocasiones con mano de hierro por él, Rivers Cuomo, que se convertiría en una máquina de fabricar grandes canciones, no sin esfuerzo.
Una de sus primeras oportunidades les llegó como teloneros de los Dogstar, el grupo de Keanu Reeves. En 1994 publicaron su estreno discográfico, The blue album así conocido por su cubierta completamente monocroma, recurso que volverían a emplear en 2001 con The green album y en 2008 con The red album, que contenía obras maestras como Buddy Holly, Undone – The sweater song o My name is Jonas.
Dos años más tarde llegaría Pinkerton, un claro ejemplo de disco no comprendido en su momento al que crítica y público dieron la espalda y que hoy se ha convertido en una obra de culto. La pérdida de interés tanto de los seguidores como de los propios miembros de Weezer hicieron que decidieran tomarse un descanso. Rivers Cuomo aprovechó la ocasión para estudiar literatura y lenguas en Harvard.
La relación de Weezer con sus fans siempre ha sido intensa. De hecho, fueron los seguidores los que propiciaron el regreso de la banda. No los entusiastas de los himnos pop-rock del primer disco, sino una legión de jóvenes que se identificaron con las crudas y personales letras de Pinkerton y encontraron en un jovencísimo Internet y también en el correo postal una forma de comunicación e intercambio.
El grupo volvió a los ensayos, comenzó a grabar canciones y Cuomo aprovechó las nuevas posibilidades tecnológicas para regalar diez de ellas a través de la red. Un conjunto que pasaría a ser conocido como las Summer Songs 2K. Todo estaba listo para el regreso de Weezer, pero su líder no iba a dejar nada, absolutamente nada al azar.
El compositor de Nueva York tomó el control absoluto de la formación. Se convirtió en mánager, impuso estrictas reglas y amenazó con desprenderse de cualquiera de sus compañeros si la cosa no marchaba. Brian Bell, guitarrista, fue multado con dos mil dólares por no afinar convenientemente su instrumento durante un concierto.
Antes de publicar The green album, Rivers Cuomo pasó meses leyendo filosofía e historia y estudiando la estructura de cientos de canciones de músicos como Kurt Cobain o Noel Gallagher, tratando de perfeccionar su método de composición y buscando la canción perfecta. Quizás no encontrara la respuesta definitiva, pero es innegable que de aquella concienzuda preparación salieron temas difícilmente mejorables como estos:
Desde entonces y hasta el año pasado, en que entregaron su noveno y hasta el momento último disco de estudio, Everything will be alright in the end, una de cuyas canciones incluimos en nuestra lista de mejores temas del 2014, los americanos continúan en busca de la canción perfecta y explorando las posibilidades de comunicación con sus fans, con resultados diversos.
Tras la publicación del álbum verde y su correspondiente gira, se embarcaron en un nuevo proyecto, Maladroit. La banda fue colgando en su página web los diferentes cortes que iban grabando cada día para que los seguidores escogieran las canciones que aparecerían en el disco. La cosa no terminó demasiado bien ya que al parecer los músicos no estuvieron muy de acuerdo con la opinión de sus fans.
Más éxito ha tenido el Weezer Cruise, un crucero por Estados Unidos y el golfo de México que el grupo ya ha organizado en diversas ocasiones en el que dan y organizan conciertos y, en definitiva y por extraño que parezca, pasan cuatro días de música y alcohol con sus admiradores en mar abierto. La última edición se celebró en febrero del año pasado, justo antes de que el grupo se embarcara en la gira en la que aún continúa inmerso, de momento solo por su país.