Vale que solo se vive una vez, que hay que aprovechar el momento y así podría estar todo el día, escribiendo tópicos sobre lo bello que es vivir. Pero la dura realidad es que hay momentos en los que puede ser una auténtica mierda y necesitas aferrarte a algo para seguir adelante. Para estas personas ese algo fue el deporte y, paso a paso, se convirtió en la única manera de su superar el pasado para construir su futuro.
Edin Džeko

Si piensas que tu infancia fue dura espérate a saber cómo fue la del actual delantero de la Roma. Edin Džeko pasó su niñez en medio de la guerra de Bosnia, jugando a fútbol con el sonido de los disparos de fondo. Cuando solo tenía 10 años, un día su madre tuvo un mal presentimiento y no le dejó salir a jugar con sus amigos. Ese mismo día el campo fue bombardeado y todos sus amigos murieron. Desde ese momento el fútbol se convirtió en la manera de honrar el recuerdo de sus compañeros.
Serge Ibaka

El pívot español, de origen congoleño, es hoy una estrella de la NBA. Pero si llegar a la hasta allí ya es un sueño como mínimo duro, en el caso de Ibaka deberían inventar un término para definir su logro porque lucha, esfuerzo o superación se quedan cortos. Se crió en medio de la Guerra Civil de el Congo. Con solo 8 años vio como mataban a su madre y a su abuelo, y su padre tuvo que huir exiliado a Francia. Desde ese momento, el baloncesto se convirtió en su única vía de escape. Años después, un ojeador de la liga ACB lo descubrió y se lo trajo a España cuando era un adolescente. El resto de la historia la está escribiendo a base de mates.
Andy Murray

Tener dos medallas de oro olímpicas, tres Grand Slam y ser el actual número 2 en el ranking ATP es un gran palmarés para alguien que no estaba destinado a jugar al tenis. Pero la vida de Andrew Murray cambió un fatídico 13 de marzo de 1996, cuando solo tenía 8 años, y un loco entró en su colegio con una escopeta y acabó con la vida de dieciséis niños y un profesor. Una tragedia que marcó sus días, y solo el tenis conseguía hacerle olvidar lo sucedido.
Jakub Blaszczykowski

El futbolista polaco se quedó huérfano con tan solo 10 años, pero lo más duró para él no fue crecer sin padres sino el porqué le tocó vivir esa situación. Fue su padre quien asesinó a su madre, y por si fuera poco, lo hizo delante de él. Jakub entró en depresión, pero el fútbol consiguió que no recordara lo que sus ojos tuvieron que ver. Desde ese día, todos los goles que marca señalan al cielo en honor a su madre.
Novak Djokovic

Es el número 1 del mundo, el único capaz de vencer sin despeinarse a figuras como Federer o Nadal y siempre con ese humor que le hace único. Pero en la infancia de Novak hubo de todo menos sonrisas, porque tuvo que criarse en Serbia durante la guerra de los Balcanes. Pasó muchos años en el sótano de la casa de su abuelo y saliendo solo las horas en que los bombardeos paraban. A pesar de esto, ha conseguido ser siempre optimista y ver el lado bueno de todas las situaciónes. "Saco varias cosas positivas de vivir en guerra, como por ejemplo el tener más hambre de éxito", afirmó para Yahoo Deportes.