¿Viajar solo o acompañado? El eterno debate sobre qué es mejor para ti

Ya va siendo hora de que decidas qué quieres hacer este verano, si irte de viaje solx o con tus colegxs. Toda opción está llena de beneficios e inconvenientes, pero hay que tomar un camino

Ya es verano. Tienes 20 días de vacaciones. No está nada mal. Pero de todos esos días te toca decidir cuáles pasas en familia y cuáles prefieres dejar para tu pareja o tus amigxs. No es un juego de rol. Tampoco un escape room. Eres tú rompiéndote la cabeza, intentando cuadrar unos días que están, literalmente, hechos para hacerte muy feliz. Consejito de expertxs: haz lo que te dé la gana, pero hazlo bien.

De hecho, no existe una única opción. Como tampoco tienes porqué disfrutar más de las vacaciones por pasarlas rodeadx de amigxs. También puedes irte solx. A la aventura. Tal y como hace el protagonista del nuevo anuncio de Estrella Damm, que coge una bici y se pone a recorrer los mejores valles y montañas. Pero, ¿acaso es el más feliz del mundo por hacerlo solo? Solo sabemos que sigue una corriente americana que está muy de moda: el bikepacking, una tendencia que consiste en viajar en bici y con alforjas por varios países.

Pros y contras de irte solx

La respuesta la tienes en el spot. Tendrás que verlo para darte cuenta de cómo, por el camino, se va encontrando con ciertas dificultades. Idealizar el tema del montañero solitario no siempre es buena idea: es solo la peliculita que nos hemos montado. Las cosas también pueden torcerse.

De hecho, este joven, como muchxs de nosotrxs, es también un ser social que necesita ver a sus colegxs, amantes y familia para reconectar con las cosas que le gustan. Es decir, que “A” no funciona sin “B” y viceversa. Por eso, vemos como en el trayecto se va encontrando con diferentes personas que le animan y le ayudan a que siga con su proyecto de viaje. Al final, todxs necesitamos de ciertos impulsos colectivos. Viajar solx no es sentirse solx, conoces más gente que yendo acompañadx. Es tiempo de calidad con unx mismo que, a veces, es muy difícil tener en el día a día.

Ponte en su lugar. Imagínate que coges una mochila y te vas en bicicleta o en interrail a recorrer varios países. Te vas solx y está bien, pero también puede llegar un momento en el que la motivación inicial se vaya al traste. Mantener a flote esa idea del aventurerx solitario no siempre funciona. De repente tienes hambre, el fuego no funciona, resulta que no hay cobertura y, para colmo, estás perdidx en medio de un valle que no termina. Qué bien vendría entonces un poquito de compañía, ¿verdad?

¿Otra discusión por viajar en pareja?

Sin embargo, tendemos a querer lo que no tenemos. Solo hay que fijarse en el número de parejas que rompen después de pasar las vacaciones juntxs. Es como si, de pronto, todos los conflictos previos se materializaran. Un catalizador de emociones total. De la chorrada más grande del mundo —como decidir dónde pasar la noche o qué comer y por qué precio—, se puede liar una discusión bastante gorda que, solo deja entrever que quizá necesitáis un poco más de comunicación o que, simplemente, sois personas con distintas prioridades. Acaba el viaje y te prometes que el año que viene pasarás de todo. Lo has decidido: es hora de que te vayas solx a hacer esa ruta por Latinoamérica que llevas tiempo posponiendo. Llega el momento y vuelves a dudar, ¿por qué?

Básicamente porque salir de la zona de confort aunque ya suene a mantra, no es tan fácil como parece. No es necesario estar exponiéndote a unas vacaciones de riesgo. No por ello serás más feliz. Puedes irte de viaje en caravana con tus colegas y aprender lo mismo o más de lo que aprenderías solx en Nueva Zelanda. No siempre es todo o nada.

Si no es ahora, ¿cuándo?

El anuncio de Estrella Damm, al que unx ya remite por sus paisajes, es el claro ejemplo de la única meta o aspiración que deberías tener en la vida y, sobre todo, en las vacaciones: disfrutar del “aquí, ahora, así”.

¿También te suena a mantra? Pues es lo único que te salvará de que unas vacaciones corrientes se conviertan en un viaje fantástico, ya sea solx, con tu pareja o con tus amigxs. Piensa en cuando eras más pequeñx. Sí, justo la época en la que lo único que querías es que la piedra blanca rebotará en el agua, creando unos círculos concéntricos que nunca más has vuelto a conseguir. ¿Por qué? Porque entonces solo estabas pensando en cómo tirar esa piedra para mantenerla a flote y que rebotara. ¿Acaso has vuelto a intentar levantar un castillo de arena? La cosa es que, para hacerlo entonces, cuando tenías seis o siete años, necesitabas mucha concentración. Necesitabas estar ahí, consciente de ese preciso instante en el que un adulto se acercaba con su enorme pie apunto de chafar tu construcción y tú le gritabas “¡NOOO!”

Toma tu propio camino

Bien, pues ahora ya no eres esx niñx. Ahora eres una persona adulta, quizá todavía joven, pero con las mismas ganas de pasarlo bien y no hacer ese viaje que nunca quisiste hacer. No te fuerces. Ponte musiquita. Relájate. Piensa que el mundo está lleno de aventuras y que tú puedes crear la tuya. Pero no necesitas hacer lo que todo el mundo dice que hagas: coger una mochila e irte solx porque así es como se superan las rupturas. ERROR. Hazlo solo si realmente es lo que quieres hacer. Pero no te olvides de que hay muchas otras maneras de viajar.

Una vez viste una serpiente en los Picos de Europa y por eso no has vuelto a ir. Vale. Te lo compramos. Pero no deseches las vacaciones de tu vida por una discusión en el Pirineo con tu ex. Hay relaciones que también se consolidan con un buen viaje. Lo mismo ocurre con las amistades o la conversación pendiente que tenías con tu madre y que, por fin, habéis tenido aunque sea en la otra punta del mundo.

Hagas lo que hagas no te olvides de esa piedra blanca chocando contra el mar. Ni de tus ganas de que flote y se levante sobre las olas. Aunque haya pasado el tiempo, sigues teniendo el instinto infantil de disfrutar de lo que haces sin pensar que, después, vendrán otras cosas y que esas cosas tendrán el rostro de tu jefx. No le hagas caso a ese pensamiento intrusivo en forma de mail. Es tu viaje. Así que, hazlo como tú quieras.