De pequeños todos hemos sido grandes artistas. Nos pasábamos horas enteras dibujando, coloreando o moldeando la plastilina. La mayoría de nosotros odiábamos la hoja de papel porque limitaba nuestra creación a un espacio demasiado pequeño. Por ello, extendíamos nuestro arte a la mesa, a la silla, al sofá, a las paredes de la habitación… Nos gustaba experimentar con nuestros dedos manchados de pintura y estampar todo lo que nuestra mente era capaz de imaginar en el mobiliario de nuestra casa, dejándolo todo precioso… o eso creíamos hasta que llegaba nuestra madre.
Es una verdadera lástima que se mate la creatividad de los niños a una edad tan temprana. En el jardín de infancia todo es colorear y crear y, sin embargo, al llegar al colegio las pinturas y manualidades se convierten en números y letras. Aprendemos matemáticas, ciencias y lenguaje. Nos vamos convirtiendo cada año en personas más cultas, pero el artista que llevábamos dentro queda aplastado. Y eso es una realidad. Si hoy en día preguntas a tu grupo de amigos quién sabe dibujar, puede que levanten la mano una o dos personas. Pero, ¿cómo? Si todos sabíamos dibujar hasta que nos quitaron los lápices de colores. ¿O fueron las ganas lo que nos arrebataron?
Pese a todo, existen individuos que no dan su brazo a torcer y que cuanto más les prohíben más se rebelan. Este es el caso de Tristan Eaton, quien ha conseguido convertirse en uno de los artistas con mayor proyección de Estados Unidos. Comenzó a adentrarse en el mundo del arte callejero desde adolescente, transformando el paisaje urbano en un lienzo infinito. Y, aunque fue varias veces condenado por “dañar” el mobiliario urbano, gracias precisamente a su faceta artística consiguió bajar las penas y reducir su estancia entre rejas.
Después de todo, Tristan Eaton ha demostrado que siendo perseverante puedes conseguir cualquier cosa. Pues este artista ha pasado de ser perseguido por la ley a convertirse en un gran referente dentro del muralismo y el arte urbano. De hecho, en la actualidad, está al mando de un estudio multidisciplinar llamado Thunderdog y su obra se exhibe en museos y galerías de Estados Unidos.
Os dejamos con una muestra de su obra más reciente. Su nuevo trabajo está centrado en la ilustración collage y muralismo. Una explosión de colores y formas donde los rostros de los personajes son cubiertos, en su mayoría, con grandes zonas de color o extractos de otras obras, mezclando así iconos de la cultura pop, personajes de cómic y tipografías varias.
Crédito de las imágenes: Tristan Eaton