Ese instante crucial que los mileniales hemos capturado como parte esencial de nuestra rutina diaria se llama "está en línea y no me contesta". Pero el WhatsApp es una infinita fuente de momentos, la mayor de nuestros días. Por suerte o por desgracia, las relaciones miden sus tiempos por archivos adjuntos, notas de audio, estados, últimas conexiones, emoticonos y palabras clave.
Esta batalla se libra desde la pantalla táctil de tu smartphone y degenera en frases tan románticas como patéticas del estilo: "¿Crees que debería pasar?" "Tía, estuve toda la mañana sin contestarle al WhatsApp". Por eso, hoy analizaremos el absurdo de la generación de la mensajería instantánea desde su campo principal de actuación: el chat.
1. Te está escribiendo... en línea... te está escribiendo
¡Basta! ¿Qué clase de tortura es esta? Te lo puedes esperar de tu madre, pero este baile de decisiones en el chat de tu rollo es una de las mayores fuentes de estrés de nuestros días. Cuando ves que te está escribiendo no puedes evitar poner cara de concentración, te sientes preparada para responder con un golpe estrella. Pero el problema viene cuando ese mensaje se eterniza y nunca llega. Ahí es cuando piensas: ¿Seré tan importante que está meditando la respuesta? Puede, pero lo más probable es que haya dejado el chat abierto por equivocación y no piense responderte hasta que vuelva del gimnasio.
2. Doble check azul... en línea... última conexión 13:45
El recorrido natural que simboliza un "paso de tu cara" es este. Recibe tu mensaje, se regodea en otros chats y acaba pasando del tuyo hasta nuevo aviso. Te has quedado con la palabra en la boca y durante las próximas horas solo serás capaz de revisar su última conexión. Seguramente reserve su respuesta para cuando acabe de currar o simplemente puede que se encuentre haciendo unos largos en la piscina, pero todos sabemos que pensar mal es lo único que nos reconforta.
3. Última conexión ayer 17:45
Si el directo es fuente de drama, el pasado da lugar a grandes guiones de cine. Cuando ves que alguien lleva más de 12 horas sin conectarse y el AYER aparece en la barra de estado, tu mente es muy poderosa. Te has imaginado todas las posiblidades habidas y por haber, entre ellas hay una que cobra fuerza: te ha engañado y está follando sin parar. Somos unos perturbados de la tecnología. ¿Cada cuánto se supone que tenemos que escribir? ¿Hay un número de conexiones fijado al día?
4. En línea... no hay conversación
Sí, una de las escenas más habituales del chat es esta. Abres el WhatsApp, buscas su nombre, abres conversación y haces como si le fueses a hablar, miras su estado y, sorpresa, está en línea. Eso sí, no te escribe. Ni tú. Se produce un vacío espaciotemporal en el cual pensamos que esa persona no está prestándonos atención, vaticinamos posibilidades, inventamos historias y nos olvidamos de que lo más simple es un "hola, qué tal". Vuelvo a insistir, nos encanta el drama.
5. La nada...
Sí, así es. Mileniales, si hay algo que podría ahorrar los grandes quebraderos de cabeza de las últimas conexiones es su completa eliminación. Hay que hacer como esa gente inteligente que jamás da pistas de sus horarios y que decide no saber si su ex se acostó muy tarde ayer al menos no a través de WhatsApp. Puedes hacerlo, eso sí, también puedes pillarle en línea y llenarte de ira. Si quieres que el patetismo se multiplique puedes martirizarte toda la vida por un simple chat o puedes ser tú mismo/a.
Última conexión: hace una semana.
Crédito de la imagen: Victor Kipling