"Cada cicatriz cuenta su propia historia; es una insignia de victoria en una pelea, la recuperación de un accidente o enfermedad, una 'solución' largamente esperada". Así presenta su trabajo la fotógrafa Sophie Mayanne, que ha centrado sus trabajos en capturar con su cámara las historias de personas anónimas que lucen con orgullo las marcas de su piel. En Sophie Mayanne, Mayanne congela la belleza de los defectos, retratando las señales de enfermedades o las arrugas de la edad, depositarias de experiencia y símbolos del devenir de la vida.
"Es la celebración de una estética difícil de apreciar, pero fascinante de todos modos", afirma la artista, que espera modificar con su trabajo la forma de pensar de aquellos que portan las marcas y de aquellos que las miran de reojo. "Quiero hacer que todos miren de forma diferente no solo las imperfecciones, sino la individualidad que estas marcas pueden engendrar".
Porque la piel es el mapa de carreteras de nuestra vida, el reflejo de nuestras vivencias y luchas. Ya sea por una operación o por el simple paso del tiempo, cada marca se convierte en una seña de identidad más, personal, íntima, realista. Y por ello Mayanne considera que, más que ser ocultada, debe lucirse con orgullo.
