Todos conocemos las series que han marcado el devenir de la cultura pop más mainstream . Los Friends, Perdidos, Juego de Tronos, Breaking Bad y compañía son el santo y seña de todo amante de este universo seriéfilo, gracias a los vericuetos virtuales repletos de material audiovisual. Pero muchas grandes obras, admiradas por grupos más reducidos, no han encajado como las otras entre las masas. Además de entretenerte, estas series pueden enseñarte cómo es la vida y para qué sirve, aunque la reflexión te llegue cuando la hayas terminado. Ventaja: como ya han terminado, puedes viciarte sin tener que esperar cada capítulo nuevo.

Un grupo de médicos excéntricos debe afrontar los problemas de la vida laboral y personal, moldeados por la comedia negra y el humor absurdo. J.D. es el personaje que lleva la batuta del asunto, un aspirante a médico que tiende a subirse a la parra en momentos cruciales de la vida. Sus ensoñaciones son el vehículo que mueve la serie hasta el disparate controlado, que aleja el producto del típico rollo sentimental de las series de médicos.
Qué enseña: La vida puede ser un drama, y más en un hospital donde la gente suele morir. Los milagros no existen y los médicos no son dioses. Por este motivo, el humor actúa como mecanismo de defensa para tomarse la existencia con más filosofía, asumir que la vida incluye momentos terribles y que es mejor afrontarlos con determinación. Cuidado, no todo son bromas. Cuando hay que llorar se llora.

¿Cómo es Hollywood por dentro? Para empezar, las fiestas con drogas, tías de Play Boy y magnates adinerados son tan reales como nos había contado Charlie Sheen. Vincent Chase, la joven promesa que protagoniza este sarao junto a su séquito de amigos, lo sabe de primer mano. Los cuatro disfrutan las mieles del éxito de Vincent y, ya de paso, muestran cómo sale un proyecto adelante, la facilidad con la que se pisotea el talento, el arte de despilfarrar millones de dólares y la lucha de egos, uno de los principales detonadores que podría reventar la industria en cualquier momento. Y también hay cameos, muchos cameos.
Qué enseña: El éxito es un arma de doble filo. Por un lado, te permite dar estoques a diestro y siniestro hasta colocarte en lo más alto. Por el otro, te deja claro lo que ya sabías, todos somos unos mindundis lejos de ese mundo de dinero. En esta serie, el dicho "por el interés, te quiero, Andrés" toma preponderancia en una industria gobernada por sujetos aprovechados sin corazón.

Conspiraciones, persecuciones y catástrofes en un universo friki con el cómic como piedra angular. Cinco amigos virtuales se conocen con motivo de un hallazgo asombroso: The Utopia Experiments, un cómic que alberga sucesos espantosos que podrían ocurrir en la realidad. Al parecer, todo este asunto no le mola nada a la organización La Red y pretende borrar del mapa a los chavales y controlar el manuscrito. La fotografía, la frescura de los guiones y la crítica social que esconde son motivos suficientes para introducirse en esta realidad imposible.
Qué enseña: Aquí reciben capones las industrias alimentarias y farmacéuticas y los poderosos, responsables de la globalización que desnaturaliza la sociedad actual. La serie es una muestra de la despersonalización y de la injusticia de un mundo controlado por unos pocos. Los frikis, esos sujetos tan raros, parecen tener la llave para bloquear este desatino, como ya vimos en los documentales Citizenfour o en el reciente Before the flood de DiCaprio.

Larry David, guionista de Seinfeld, es el creador y protagonista de esta comedia descacharrante. El artista se interpreta a sí mismo y su vida post-Seinfeld ocupa la trama principal, aderezada con las rocambolescas e irónicas situaciones que tienen lugar. En todas ellas, las industrias de Hollywood y de la televisión americana tienen gran protagonismo, así como la personalidad del actor, que parece tener el mundo en contra, además de un karma un poquito cabrón.
Qué enseña: La vida es una ironía y el karma una realidad, solo que con un nombre hinduista cool. Si haces algo, el mundo te la devolverá con una potencia mucho mayor, y en toda la cara. Esto sucede con mayor vehemencia si eres un poquito capullo y crees que siempre puedes salirte con la tuya, más todavía en un negocio turbio donde manda la pasta y los intereses mueven sus engranajes.

Un grupo de jóvenes delincuentes e inadaptados debe cumplir su pena haciendo trabajos sociales. En pleno fregado, una tormenta se ensaña con sus pobres cuerpos y cada chaval adquiere un poder sobrenatural, alguno especialmente excéntrico. Mientras que Nathan, el puto amo de la serie, es inmortal, Alisha, por ejemplo, se pone cachonda en cuanto la tocan. Con ese nuevo don, el arte del grupo para parecer bichos raros sube de nivel. Mientras disfrutamos con una nueva forma de filmar, una fotografía superlativa y un grupo de grandes actores, los chavales deberán hacer frente a otros sujetos que han adquirido habilidades para hacer el mal.
Qué enseña: En ocasiones, los marginados sociales son los verdaderos señores de La Tierra, aunque nunca lleguen a nada. En Misfits, ese brillo especial que poseen se escenifica con esos superpoderes. ¿De verdad es malo ser diferente? Romper la baraja es necesario para huir de un mundo fotocopiado, sin alma. Estos seres originales son los que deberían mover el mundo, aunque sean tildados de indeseables.
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