Reconoce Que Tu 'Yo' Borracho Puede Ser Más Digno Que Tu 'Yo' Sobrio

¿Te has escondido debajo de las sábanas últimamente pensando en los acontecimientos de la noche anterior? ¿Qué hiciste? ¿mandaste un whatsapp que no debías o vomitaste en un baño público?, ¿confundiste un sapo con un príncipe o es que no te acuerdas

¿Te has escondido debajo de las sábanas últimamente pensando en los acontecimientos de la noche anterior? ¿Qué hiciste? ¿mandaste un whatsapp que no debías o vomitaste en un baño público?, ¿confundiste un sapo con un príncipe o es que no te acuerdas de lo qué hiciste?

Te habrás jurado a ti mismo no volver a beber, pero sin hacer apología de la embriaguez, hay que reconocer que en muchos casos, cuando vas 'piripi', eres mejor persona que cuando vas a aguas. Porque la vida aprieta, pero no ahoga.

1. Y que salga el sol por Antequera

Cuando vas con grados de más encima, es verdad, que todos tenemos un “a tomar por culo” que nos hace estar más libres y sobre todo, no dar el coñazo al resto. Cuando vamos un poco alegres nos entra un Carpe Diem encima que nos quita un poco la tontería. Pero no egoísta. Es un “aprovecha la vida” altruista, sin joder la marrana. Mandamos un mensaje comprometido y qué más da. Vemos a alguien en el bar y si se te mete en la cabeza que quieres hablar con él, LO HACES. Y qué más da todo, si sale mal pues otra copa ¿no?


2. Comentemos temitas

Sin entrar en esa fase de todólogo ni de que querer opinar de lo que no se sabe. Lo bueno que tienen algunas borracheras es que te apetece más hablar de ciertos temas. Esas personas que nunca te preguntan qué tal estás por miedo a que realmente se lo cuentes, están más abiertas a hablar de que te aflige en la vida.


3. El momento sacacorchos

Para empezar, que el primer “te quiero” de muchas personas, desgraciadamente solo te lo dicen cuando van tajaos. Pero aquellos que no se abren ni a leches, consiguen hacerse querer después de la segunda copa. Todos tenemos un amigo que, cuando nos han preguntado por él, hemos tenido que contestar con un “pues creo que bien. Pero no sé decirte. Vamos, supongo que sí” y es al final, cuando una noche tonta, te enteras de lo que realmente le pasa por la cabeza. Pero esto, como el cometa Haley.


4. El Mary Poppins social

Sin convertirte en el típico borracho pesado. Hay algunos momentos de la borrachera en los que te cruzas con un desconocido y acabas teniendo una conversación de lo más profunda con él. Pero sin llegar ni a ir de amigos, ni daros los móviles, ni fingir una futura amistad que nunca pasará. Sencillamente os habéis cruzado en el camino para tratar lo que hay que tratar y desaparecer. Como Mary Poppins con sus niños. Una vez que está el trabajo hecho, os vais. Ya has consolado a la que lloraba en el baño o has ayudado al desconocido de la barra a conseguir una copa. Y te vas, sin paraguas, pero te vas.

5. Hay que…

En el momento que vas pescao, es cuando más cosas hay que… Y eso te honra. “Hay que verse más”, “hay que hacer más planes culturales”, “HAY QUE DEJAR DE BEBER”. Tu yo borracho tiene mucha hambre, hambre de muchas cosas y quiere comerse el mundo y ser la releche. Tu yo borracho ya tendría 3 carreras, habría quedado con el primo segundo que tiene abandonado e incluso se habría reconciliado con aquella enemistad de la facultad. Tu yo borracho ya ha ido a la exposición de Kandinsky 2 veces y va a ir todos los domingos a casa de sus abuelos a comer. Y ¿por qué no? a casa de los tuyos, que quiere conocerles.

$!Reconoce Que Tu 'Yo' Borracho Puede Ser Más Digno Que Tu 'Yo' Sobrio

Tu yo borracho es maravilloso. Tu yo de resaca estará en la cama queriendo morir.


6. Nos queremos todos

El borracho te quiere por tus defectos, porque por tus virtudes te quiere todo el mundo. Y te cuenta aquello que le cabreó hace meses y por lo que casi te deja de hablar pero ahora da igual, está bien. Todo es hablarlo. El borracho se quiere también tal y como es, confiesa sus defectos y sabe que no es perfecto, pero QUÉ DEMONIOS, “me quiero y a quien no le guste, que le den. Yo valgo mucho. Y mañana llamo a los yayos que voy el domingo a comer con ellos”.