Que el mundo está plagado de estúpidos no es ninguna novedad, seguro que te encuentras diariamente con un montón de ellos. Pero hay casos excepcionales: estamos hablando de personas tan estúpidas que ni tan solo merecen ser definidas como homo sapiens. Personas tan estúpidas que incluso dejan la vida de forma totalmente estúpida y absurda, por la puerta grande. Pero incluso estas personas merecen un premio. Con ese fin, precisamente el de galardonar las muertes más estúpidas, idiotas o surrealistas de alrededor de todo el mundo, nacieron los premios Darwin. ¿Por qué se llaman así? Según la teoría de la evolución, del científico Charles Darwin, la especie evoluciona y mejora genéticamente a lo largo del tiempo. La muerte de ciertos individuos, causada por accidentes o conductas totalmente estúpidas, garantiza un paso más hacia una humanidad más inteligente. No es necesario decir pero lo diremos que los premios Darwin, creados en Estados Unidos en 1985, son simbólicos y no tienen más pretensión que la de ironizar y hacer algo de humor negro sobre muertes asombrosamente insólitas. Como veremos en los siguientes ejemplos de ganadores del premio Darwin, aunque la vida pueda a veces ser absurda, la muerte puede serlo todavía más.
Un hombre dispuesto a cometer un atraco, entra disparando al aire y al grito de “manos arriba” en una tienda de Washington. Seguramente era el primer atraco que pretendía cometer, pues no tenía antecedentes por violencia ni historial delictivo. También fue el último: la tienda que intentaba atracar era una tienda de armas y, además, repleta de policías de paisano. Curiosa elección, la de atracar una tienda de armas. La autopsia determinó que recibió 23 disparos de siete tipos de pistola distintos en apenas unos segundos.
Krystof Azninski era un campesino polaco de 30 años que presumía de ser “el más macho” de todos sus amigos. Estando con estos una noche y después de haberse bebido "hasta el agua de los jarrones", retó a sus amigos a demostrar su hombría. Se quedaron en paños menores en medio de la nieve y se empezaron a golpear con carámbanos de hielo los unos a los otros la cosa promete, ¿eh?. Uno de ellos fue más allá y se cortó la punta de un pie con una sierra mecánica para enseñar a sus amigos lo valiente que era. Azninski no se dejó amedrentar; cogió la sierra y al grito de “¡Mirad esto!” se cortó su propia cabeza. Uno de los requisitos para optar al premio Darwin es que los casos sean completamente verídicos, nada de leyendas urbanas o exageraciones. Así que, sí, la historia de este campesino que se decapitó para demostrar lo hombre que era, es tristemente cierta. Lo que no se puede negar es que demostró ser ciertamente estúpido.
También quiso demostrar su hombría el joven de 28 años que protagoniza este otro delirante caso premiado. Dos de sus amigas le prepusieron un reto muy tentador, una oferta que no pudo rechazar: tener 12 horas de sexo seguidas, con las dos. Tomó tal cantidad de pastillas de viagra para aguantar el maratón que sufrió un infarto y murió al instante. Suponemos que por lo menos tuvo una muerte dulce…
Otros casos de muertes estúpidas que recibieron el premio Darwin fueron, por ejemplo, el de un hombre que no tuvo otra mejor idea que hacer juegos malabares con granadas ; el del tipo que saltó de un avión para filmar con su cámara a los paracaidistas, con el pequeño olvido de no ponerse un paracaídas él mismo, o el inconsciente que cayó por una ventana tras chocar contra ella y hacerla pedazos, en un intento de demostrar que el cristal era irrompible. Todos ellos pasarán a la historia por haber tenido unas muertes estúpidas y haber contribuido así a la mejora de la especie humana, que demuestra muy a menudo, por cierto, ser también bastante estúpida.
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