El chico pobre que se enamora de la chica adinerada una cálida noche de verano del Missouri profundo. La chica que conoce al hombre de su vida intentando coger un taxi en la Quinta Avenida... Probablemente eres de esos/esas que se ha visto más de una película romántica con alguna de estas características. Y probablemente no te sientas identificado en ningún caso. Puede que porque no sepas donde queda exactamente Missouri o porque no te puedas permitir coger un taxi en la Quinta Avenida. Llevamos años viendo escenarios y situaciones de las pelis románticas que aquí en España, creemos, serían un poco distintos.
1. El diario de Pepelu
Jose Luis Pepelu para los amigos es un joven de 20 años de Alhama de Murcia que pasa sus veranos en La Manga, para compaginar el ocio veraniego con su trabajo en la fábrica de embutidos de El Pozo. Un día la novia del Juanje, se presenta con su amiga Alicia, de Madrid, que lleva veraneando en Murcia toda la vida y como a Pepelu le acaba haciendo gracia la chica, se las llevan a la feria del pueblo, donde intenta hacerse con ella.
Subidos a una montaña rusa, menos segura que Froilán con una escopeta, Pepelu decide preguntarle a Alicia que si "quiere rollo" con él. A lo que ella no se hace mucho de rogar y acaban liándose todo el verano. Una noche, los padres de Alicia pillan a los jóvenes de botellón en el puerto del pueblo y castigan a la chica el resto del verano para evitar que se siga juntando con el "chico ese".
-¡Pero mamá, yo le quiero!-¿Pero qué vas a querer tú si eres un cría?
-¡Es el hombre de mi vida!
-La bofetada de tu vida te voy a dar yo como no recojas tu cuarto que lo tienes hecho una leonera.
Y con esto, Alicia se vuelve a Madrid a empezar la carrera de económicas, mientras la madre va interceptando todas las cartas que le manda Pepelu. Y un día, ella, como buena española que es, encabronada, decide llamar a su novio, ya que no sabe nada de él y se está mosqueando.
-¿Si...?-¿Jose?
-¿Alicia?
-Si, soy yo. ¿Qué pasa, que ya estás con otra y pasas de mi o qué?
-¿Acho pijo pero qué dices? Si no paro de mandarte cartas y no me contestas a ninguna
-¿Pero qué dices cari? Si no he recibido ninguna
-Aaaacho, ha sido la pájara de tu madre...
Después de esta conversación, Alicia y Pepelu, estuvieron llamándose furtivamente todo el invierno, hasta que el verano siguiente, volvieron a estar de rollo y ya dejaron de hacer el mamarracho, porque ella se volvía otra vez a Madrid a estudiar y él se negaba a dejar Murcia y eso no había quién lo sostuviera. Y realmente, Pepelu no escribió ningún diario porque tenía mejores cosas que hacer con su tiempo libre.
Fin.
2. Romance en Benidorm ¿Qué guay?
Años 60. Una familia valenciana va a pasar sus vacaciones de verano en el complejo hotelero de todos los años. Bárbara, la pequeña de la familia, es una joven con aspiraciones políticas que conoce a Juan, un chico que se gana su dinero haciendo de animador de la tercera edad y por el que ella está como si meara pepsicola. Una noche, la joven se cuela en la fiesta de monitores del hotel, donde están dándole al Malibú con piña y bailando canciones del Dúo Dinámico. Conceptos que no tienen nada ni de Dirty ni de Dancing. Después de un par de noches alocadas de sexo con Juan, el animador de bailes de salón de los ancianos, Bárbara se vuelve a su ciudad natal a continuar su carrera de Ciencias Políticas para acabar metida en la trama de corrupción valenciana, mientras que de Juan, lo último que se supo es que montó un bar en Benidorm de garrafón barato. Pero siempre se acordarán de aquella noche en la que bailaron Dúo Dinámico..
3. BrokeBack Frontón
Un verano de 1963, Gorka e Iñaki se dan cuenta que lo suyo es más que una amistad de la cuadrilla. Una noche, se pasan con el chacolí y Gorka se empieza a insinuar a su amigo. Como en el País Vasco, ligar es deporte olímpico, pasan AÑOS hasta que entre ellos ocurre algo serio. Hasta entonces les ha dado tiempo a casarse con sus respectivas novias de toda la vida y a tener churumbeles.
Edunxe, la mujer de Gorka, que es muy espabilada, sabe desde que se casó con su novio, que el estaba más dentro del armario que en la tasca. Pero le da igual. Mientras que Idoia, por muchas veces que le diga su marido Iñaki que se va a "jugar al frontón" a altas horas de la noche, ella no se entera de nada.
Lo suyo va viento en popa hasta que un día, cortando troncos y levantando piedras, tienen una discusión acalorada provocada por un "no hay huevos", frase determinante donde las haya y sobre todo tajante entre dos hombretones orgullosos que se niegan a ceder. Y fin de la relación.