Una sonrisa, un beso, correr a contraluz. Correr con el viento levantando tu ropa y alborotando la melena. Correr con el corazón a mil, con la emoción a mil, con la juventud en plena efervescencia. Paolo Raeli es un joven fotógrafo italiano que ha conseguido que sus fotos sean la viva imagen de lo que uno sueña hacer, y donde uno sueña estar. Raeli te traslada a un mundo de luces azules y atardeceres rosados en el que la gente ríe, ama, se besa y sobre todo, exprime y experimenta con su libertad.

Este siciliano de 22 años estudió artes visuales en Palermo y Roma durante cinco años, antes de mudarse a Copenhaguen. Allí siguió formándose en la fotografía, una pasión heredada de su madre. Fue ella quien le involucró en sus proyectos creativos desde que era niño y, a los 18 años, su primera cámara le esperaba para capturar el mundo. "Desde entonces no ha pasado un solo día sin que haya tomado una foto", dijo en 2015 para el medio Spindle.
Si hay algo que destaca en el trabajo de Paolo, es que nada es falso ni es posado, por eso es tan bello. "Solo tomo fotos de mis amigos. En mis fotografías todas las personas tienen algún tipo de vínculo conmigo y detrás de cada imagen hay una historia real hecha de amistad, emociones y, a menudo aventura", cuenta Raeli en una entrevista en la revista British Journal of Photography. Y es por ello por lo que su trabajo se ha hecho viral. Es la vida corriendo a gran velocidad, lejos del caos, de las drogas, de los excesos y la tecnología. Una juventud llena de sentimientos en constante movimiento, mientras él juega a retratarlos, uno a uno.
Sus imágenes cuentan historias de amistad y de emoción, de locura, de amor y de sexo explorando cualquier límite. Porque a los 20 años uno sabe que vivir se vive viviendo. Creando recuerdos para después poder volver a ellos. Imágenes que cuentan las cosas que suceden deprisa, de un modo tan natural y espontáneo que es imposible contarlo o describirlo con palabras. Porque para eso, ya está él para retratarlo.