Adele es una de esas artistas que convierte en éxito absolutamente todo lo que hace. Con su último álbum, 25, ha batido los retos que le ha dado la gana en ventas y en listas, vendió más de 17 millones de copias en los primeros tres meses y ha recorrido el mundo con su gira, con más de 113 fechas que agotaron hasta la última de las entradas. ¿Qué podría ir mal después de todo esto? Pues resulta que, según afirma ella misma, a pesar de las risas y la felicidad que derrocha en las entrevistas, tiene un "lado oscuro" que la ha arrastrado a las profundidades de la depresión y el alcoholismo en varios momentos de su vida.
La cantante de Hello sufre miedo escénico desde que se inició en los escenarios. Por esta razón, al principio de su carrera empezó a beber antes de cada concierto para disuadir esta sensación. La cantidad de copas que tomaba fue aumentando según avanzaba la gira, llegando a incluso caerse durante una de las actuaciones. Recibió una llamada de atención de sus representantes, y le prohibieron utilizar las redes sociales porque mandaba mensajes poco adecuados bajo los efectos del alcohol. Ahora mismo, sus tweets los escribe ella, pero están supervisados por otras dos personas, para evitar problemas.
En una biografía suya publicada en 2012, contaba todos los traumas que ha ido arrastrando desde pequeña y que son los causantes de todos estas visitas a su inframundo emocional. Sufrió acoso escolar, tenía un padre alcohólico y violento y nunca ha tenido especial suerte en el amor: la primera vez que cayó en el alcoholismo fue con 18 años, por la ruptura de su relación de pareja. Aquél primer amor fue a quien escribió Someone Like You, canción que ha hecho llorar a todo el planeta y cuyo éxito le ayudó a salir adelante.
Hace alrededor de un mes, durante su gira, confesó en una entrevista que cuando se tomó un descanso para disfrutar de su maternidad y pensar en planes de futuro, hace cuatro años, entró en una terrible depresión posparto que le llevó a volver a recaer en sus problemas con el alcohol. “Cuando tuve a mi hijo llegué a pensar que había sido la peor decisión de mi vida y, a pesar de ello, amaba pasar el tiempo con mi hijo”. Pero no nos apenemos. Podemos respirar tranquilos por ella, porque ahora mismo está perfectamente, feliz con su hijo, su disco, su gira, sus premios y sus millones, y ya está pensando en tomarse otro descanso de unos 4 añitos más.
Aunque su risa sea de lo más contagiosa, la música de Adele siempre ha sido nuestro comodín para terminar de cortarnos las venas cuando más tristes estamos. Como hemos comentado otras veces: por mucho que nos cueste admitirlo, son seres humano como nosotros. Pero no la queremos llorando fuera de sus canciones.