Nicholas Barclay, el sórdido caso real del joven que se hizo pasar por un niño secuestrado

Cuando ves The Imposter, resulta difícil creer que sea un documental sobre Nicholas Barclay. La historia que narra es tan increíble que parece imposible que sucediera en la realidad. Pero pasó. 

By Lítera

Cuando ves The Imposter, resulta difícil creer que sea un documental sobre Nicholas Barclay. La historia que narra es tan increíble que parece imposible que sucediera en la realidad. Pero pasó. 

En Texas, en 1994, un chaval de 13 años llamado Nicholas Barclay salió a jugar al baloncesto después de una discusión con su madre y no volvió más. Lo estuvieron buscando por todas partes hasta que no quedó más remedio que darlo por desaparecido. La policía informó a su familia de que lo más probable es que hubiera muerto.

Tres años después, la policía de Linares en España, recibió una llamada de un turista informando de que había encontrado a un adolescente en una cabina telefónica. Parecía muy asustado y estaba solo y posiblemente perdido. En medio de una tormenta torrencial, la policía halló al chico y lo llevó a comisaría. El chaval parecía incapaz de decir una palabra.

Una vez en comisaría, avisaron al chico de que si no colaboraba tendrían que tomarle las huellas dactilares. En ese momento, Frédéric Bourdin "el Camaleón" se dio cuenta de que no podía seguir en silencio: la Interpol lo estaba buscando por suplantación de identidad, así que dijo que era americano y que quería llamar a casa.

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Cuando lo dejaron solo, llamó al departamento de desaparecidos de EEUU haciéndose pasar por un policía. Explicó que habían encontrado a un chico de unos 15 ó 16 años que decía ser americano y preguntó si había algún desaparecido que coincidiera con esa descripción en su base de datos. Poco después, Bourdin recibió un fax con los datos de Nicholas Barclay.

En las fotografías que recibió pudo ver que Nicholas era un adolescente rubio y de ojos de color azul claro. Bourdin, de padre argelino, tenía el pelo negro y los ojos marrones. Lo único en lo que coincidía con el chico desaparecido era en que ambos tenían los dientes incisivos un poco separados.

Aún así, el camaleón decidió intentarlo: se tiñó el pelo, se hizo los mismos tatuajes que tenía Nick, se puso una enorme bufanda y se caló una gorra hasta los ojos. Y coló. Su supuesta hermana fue a buscarlo a España, lo abrazó y lo llevó a casa. Toda su familia lo acogió con entusiasmo. Si alguien sospechó algo, jamás lo mencionó.

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Pero las autoridades no estaban satisfechas. Había demasiadas cosas raras. El cambio físico era excesivo. Era muy poco probable que ese hombre tuviera sólo dieciséis años. Era muy raro que a Nicholas le resultara imposible hablar inglés sin acento francés. Era imposible que el color de sus ojos hubiera mutado. Pero lo más extraño de todo es que nadie en su familia hubiera notado nada de esto. ¿Estaban los Barclay desesperados por creer una mentira evidente o estaban ocultando algo?

El documental recoge entrevistas a la familia Barclay, a Frédéric Bourdin, a los investigadores del caso y al detective que destapó la verdadera identidad del impostor. Esta era sólo una más de las 500 identidades que Bourdin había llegado a adoptar.

Con la estructura de un thriller psicológico, mezcla documentos reales y recreaciones con actores para intentar averiguar si, en este caso, el impostor fue Bourdin o fueron los Barclay.