Netflix estrenará la segunda temporada de 'Making A Murderer' en octubre

El caso de Steven Avery es uno de los más sonados de condenas erróneas. Aunque se le liberó en 2003, dos años después volvió a la cárcel. Este documental de Netflix explora el thriller judicial

Steven Avery pasó 18 años en la cárcel por una condena errónea. Se le acusó de los cargos de agresión sexual e intento de asesinato en 1985, pero en 2002, un nuevo análisis de las pruebas que le mandaron entre rejas, descubrió que el ADN no coincidía y que Avery no debía haber pasado todo ese tiempo en la cárcel.

Netflix ha retratado esta historia, uno de los casos más duros de sentencias erróneas de los Estados Unidos, en la serie-documental Making A Murderer. El programa fue un éxito en visualizaciones y se viralizó alrededor del mundo, con millares de personas enganchadas a los pasos que descubrieron la inocencia de Avery. Pero la historia de este proceso jurídico-criminal no acabó con su liberación y, como ya apuntó Netflix en la primera temporada, hay mucho que contar de la odisea de Avery.

En 2005, dos años después de su liberación, una fotógrafa que debía hacer un reportaje sobre su caso, Teresa Halbach, fue asesinada. Se encontró su coche y sus restos carbonizados en el desguace y se acusó a Avery de su asesinato. Él alegó que era un complot de las autoridades, a las cuales denunció ante un Tribunal por dejarlo enchironado durante 18 años sin pruebas concluyentes, que querían vengarse y frenar el proceso contra ellos.

Ahora, enfrascados en un nuevo proceso jurídico en el que policías y fiscales han sido retirados del caso por intereses, Netflix ha vuelto a sacar la cámara para seguir explicando esta historia que parece más propia de un thriller. Utilizando el formato dinámico al que nos tiene acostumbrados Netflix en sus series-documentales como, por ejemplo, la obra maestra Wild Wild Country, explorarán todos los intríngulis de este largo proceso en la segunda temporada, que se estrenará el mes que viene en su plataforma, y que promete muchas horas enganchados a la tele, devorando capítulos uno detrás de otro.